jueves, 9 de diciembre de 2010

LA 70 NO SE VA…

Noelia…Han pasado ya 11 años desde que pisamos por primera vez el colegio. Con lágrimas en los ojos, no queríamos soltar las manos de nuestros padres, mientras nuestras queridas profesoras de Primaria nos esperaban con una gran sonrisa en las puertas de las aulas. Hoy,…también tenemos lágrimas en nuestros ojos. Lástima, que sean de despedida, y es que estamos avanzando y una parte tan importante de nuestra vida escolar se va quedando atrás.
Antonella…Dentro de estas paredes hemos compartido muchas experiencias: Hemos reído, llorado, caído, levantado. Hemos gritado de emoción; saltado de alegría, pero ahora, esta etapa está por llegar a su fin. Año tras año, las aulas cambiaban, nuestros patios de recreo, también. Nuevos compañeros se integraban y la Promoción se iba conociendo más.
Jazmín…A lo largo de nuestro recorrido por el colegio, conocimos personas valiosas que nos enseñaron mucho más que solo nociones académicas: nuestros profesores, quienes llegaban muy temprano y llenos de energía, dispuestos a enseñarnos y algunas veces, soportar nuestras majaderías, pero que al final de cada clase dejaban alguna enseñanza en nuestros corazones.
Edgar…Si pudiéramos nombrar cada una de las cosas que extrañaremos, esta composición no tendría un final, sin embargo, quisimos mencionar unas cuantas. En el caso de las chicas, nunca olvidarán el uso del collette y accesorios blancos en el cabello. En el caso de los chicos, no olvidarán los parches que sus minuciosas madres cosían en sus pantalones de buzo luego de un partido de fulbito. ¿ Recuerdan aquel salón de clases que estaba al final del pasillo?...sí, el aula de juegos que estaba decorado por nuestras profesoras Sonia, Pilar, Tula y Elizabeth, al que acudíamos una vez por semana ansiosos por apreciar al disecado gallito de las rocas o disfrutar de una  entretenida tarde de marionetas.
Noelia… Cómo olvidar las interminables filas que hacíamos para comprar nuestro lápiz mongol y nuestro tajador con tachito en aquella librería o cuando íbamos con nuestra propina a la cafetería para comprar nuestro riquísimo kusi kusi. No podemos dejar de mencionar al descuidado compañerito que derramaba su delicioso jugo de papaya en la lonchera. Recordábamos claramente cómo jugábamos al mundo, a “las chapadas” y las escondidas, o las veces en que nos trepábamos de los arcos de fútbol con el eterno regaño de nuestros profesores.
Antonella…Qué gran diferencia podemos notar cuando entonábamos nuestro Himno Nacional. Antes, lo hacíamos “a todo pulmón” y estamos seguros que en estas dos últimas semanas cantaremos al igual que aquellos días.
            Nunca olvidaremos nuestras caritas de asombro cuando a alguien se le salía el diente o cuando le sangraba la nariz. Ni las veces en que salíamos a las seis de la tarde y muchos de nosotros íbamos en nuestras movilidades y observábamos la puesta del sol.
Jazmín…La Secundaria, cambios que nos llenaron de miedo, pero que juntos supimos sobrellevar. Llegaron nuevos compañeros y compañeras. Igual de asustados que nosotros. Ellos se sumaron a lo que en un futuro no muy lejano sería nuestra Promoción.
Frases como ”Saber escuchar”…”Pero qué chiquito”…¡Hey, hey Camagüey…”No vayan a romper nada del laboratorio”…”Trabajo autodidacta”…quedarán grabadas en nuestra memoria así  como las famosas historias del romance entre Panchito y Pelusa en la clase de Inglés….El famoso dictado de nuestro profesor Eddy con palabras tan complicadas como zúrzasele, verbigracia, sanseacabó, ajilimójili, entre otras o las ocurrencias del profesor  Ýlder y los despertadores del profesor Tovar o como muchos de nosotros decimos con cariño:  Tovi
            La lista de recuerdos es infinita y nos faltan muchas vivencias y profesores por mencionar. Sin embargo, ellos saben el inmenso cariño que les tenemos y lo felices que estaremos cuando los visitemos el próximo año, como exalumnos.
Edgar…El colegio seguirá su rumbo mientras que nosotros empezaremos una nueva etapa en nuestras vidas. Nos daremos cuenta de lo difícil que es la vida fuera de estas paredes, y…es que a veces nos da miedo madurar, pero nunca podremos olvidar que somos parte de una gran familia…de esa familia que algún día se llamó Promoción 70 y que no solo la formamos los alumnos y alumnas sino también los profesores y profesoras que nos acompañaron en nuestro camino y que siempre nos hacían recordar nuestro lema : “Ser claretiano es ser cada día mejor”.

CARTA PARA ANTONELLA

Hola Antonella:
Leí muy emocionado la composición de los recuerdos que tú y Noelia escribieron en nombre de todos tus compañeros y compañeras. Escogieron un día muy especial porque no solo era la entrega de sus uniformes sino la semana de adviento. Esta ceremonia, muy emotiva donde la alegría y la tristeza se mezclan. El agradecimiento a sus Padres que eligieron este centro de enseñanza-aprendizaje para ustedes. Con todas sus fortalezas y debilidades, porque nosotros, como ustedes, también estudiamos para ser cada día mejor.
Le puse este título mientras recordaba el poema que le escribió Juan Gonzalo Rose a su hermana : Carta para María Teresa. No es un poema sino que a través de ti y Noelia comento a través de mis palabras el sentimiento de los profesores y profesoras hacia la Promoción 70.
La vida escolar es hermosa y los años no pasan por gusto, muchacha. Siempre hay un principio y un final en la vida escolar : Lágrimas…lágrimas, pero te aseguro Antonella , que este inicio y el final de la gran jornada es como el Mar Rojo que se abre en un sinnúmero de interrogantes y que mientras avanzan están la enseñanza y el aprendizaje que les brindamos y ustedes reciben  .A  pesar de los rostros duros y serios de algunos de nosotros y la sonrisa de sus maestras. Nosotros los queremos y deseamos lo mejor para todos ustedes.
La nostalgia es una palabra dulce, agria, triste con sabor de soledad y silencio. Pero es la vida, muchacha. Unos días más y encontraremos el patio vacío y empezaremos a recordar a los chicos y chicas de la Promoción 70 como lo hacemos con las Promociones que se fueron  y nos dejaron con un mundo de recuerdos bellos por cierto y que el tiempo señala en los intramuros de nuestra Alma Máter.
Cómo olvidar  a las chicas del básquetbol: Pamela, Andrea, Johanna, Kimberly, Nadine a quien la llamaba Nadin y ella siempre me corregía. A Betsye con su sonrisa de nunca acabar y sus preocupaciones para mejorar sus notas. Sé que olvido algún nombre y que me perdonen. La mayoría de ellas , desde pequeñas estuvieron en la selección y entre risas y tristezas, siempre fieles a su colegio hasta quinto año de Secundaria.
No puedo olvidar a nuestros ajedrecistas Fabiola, Villanueva y otros que también estuvieron presentes desde pequeños. Algunos en diferentes deportes, ya sea vóleibol y otros en la banda de música.
Los futbolistas y los muchachos del baloncesto, aunque no tuvieron suerte, se alinearon en la Promoción y dibujaron en la pizarra  -como dice el poeta Jacques Prevert- el rostro de la felicidad. Algunos de ellos son Uribe, Rivas, Cervantes, Juancito, Reátegui, Moreno y otros.
Estoy contento porque un buen número de la PROMOCIÓN ha ingresado a la Universidad,  deportistas que demostraron que el estudio y el deporte pueden ir de la mano como lo dicen sus profesores de Educación Física.
También han ingresado bailarines, atletas, ajedrecistas, músicos, actores y actrices de teatro y alumnos y alumnas de la banda. ¡No es una felicidad tan grande para sus Padres como para sus profesores y profesoras. …Claro que sí Antonella.
En las últimas  actividades de nuestro colegio, tengo presente aquel sábado, en Expoclaret cuando Melissa representó a un personaje de una obra de nuestro laureado Premio Nobel Mario Vargas Llosa y luego tú con el discurso de Charles Chaplin cuando representaba a Hitler en El gran dictador. Y   después Gabriel que representó un discurso de  Adolfo Hitler. No puedo soslayar a nuestra Julieta representada por Stephanie. Aquellos momentos fueron maravillosos. Muchos de tus compañeros y compañeras se lo perdieron. Ellos y ellas tenían sus exposiciones de Letras y Ciencias…Fue todo un éxito a pesar de los sánguches que se extraviaron.
                Acepté con gracia tus palabras acerca de las extrañas y raras que yo les dictaba. No tienes idea cuán bello es nuestro idioma. Si deseas saborear estas palabras, allí tienes a los escritores de la Generación del 98 y La Generación del 27.
Es la una de la mañana y no me salen las palabra precisas para poder expresar todo nuestro cariño hacia ustedes. Sé que son valiosos y maravillosas. Enseñé a varias de las chicas desde que eran pequeñas, en Primer año de Secundaria. Y no puedo callar al mencionar a mis engreídas porque les exigí y supieron estar siempre a la altura de las circunstancias y la representatividad. Ustedes estaban en ajedrez, danza con el profesor Clavijo, baloncesto con los profesores Joel y Roberto y el buen desempeño en todos los cursos. No puedo olvidar a Gabriel, a Inciso, Taya, Paolo Arbulú, que destacaban en diferentes materias y que avanzaban vertiginosamente en Inglés a través de sus estudios en el Británico donde nos veíamos todas las tardes después de clase o en el ICPNA de Paolo.  Sé también que sus rostros de tristeza  parecen decirnos a cada momento como el título que pusiste a la composición : “La 70 no se va”. Sí Antonella . Tienes razón. Ustedes están presentes en el corazón de sus profesores y profesoras que todavía esperamos a los chicos y chicas para que den las evaluaciones que faltan para que se acerquen y nos digan que todavía queda una oportunidad y hay que tomarla en cuenta porque la vida les va a enseñar que sí se puede cuando está presente el lema que les han enseñado desde que eran niños y niñas : Ser claretiano es ser cada día mejor.
                                                                                              Los quiero mucho

                                                                                                                              Eddy Gamarra

lunes, 6 de diciembre de 2010

MIÉRCOLES

Salí de prisa aquella tarde porque tenía que pagar mis deudas. El tránsito estaba imposible y la fila de la telefónica también. Usé mis recursos de la tercera edad. Empecé con un andar cansino y el policía me dijo “Pase Ud. Señor”. Realicé mis pagos y tomé una combi asesina para llegar a Metro. De ahí caminé lo más rápido que pude para llegar a las cinco…a las cinco de la tarde, escuchaba en mi mente. Me dio temor. Nada con el llanto por Ignacio Sánchez Mejías y todo por mi colegio. Caminé y caminé con los zapatos de Villa El Salvador,  y a lo lejos vi una figura oriental con una relación bajo el  brazo y a Papa Noel cerca de él. No había probado bocado,  ni agua…morir de sed habiendo tanta agua….¡No!...de ninguna manera. Me compré un chup de lúcuma de cincuenta que Mechita-nuestra orientadora- se animó a probar. Allí estaba el ómnibus y los alumnos, también….Alguien faltaba. Subimos al carro. Dentro de  la movilidad estaban los alumnos y alumnas más destacados de la Secundaria, además de nuestros dos campeones. También estaba El Padre Ronel, el Profesor Wilson, La profesora Kathy, tutora del Quinto año “D”. Ella estaba muy contenta por su alumno campeón y los otros profesores que acompañábamos a los estudiantes, también. Nuestro Coordinador de Sociales iba adelante con la profesora Paz. Yo estaba sentado cerca de mis alumnas de Quinto año, quienes jugueteaban con alguna canción que aprendieran en Primaria. Melisa, Antonella, Fabiola y Jazmín, cantaban como si fuera  ayer…parece que fue ayer…e íbamos por una larga ruta de nunca terminar. Parecía que envejecíamos minuto a minuto mientras recordábamos los buenos tiempos con tanta emoción que Chicho y yo nos quedamos con las cabezas que nevaban como el Alpamayo….”Llevo en mi memoria los lugares/donde fuimos juntos a beber/soñando nos pasábamos el tiempo/qué grandes cosas íbamos a hacer…”
Unos reían, otros guardaban silencio, mi diseñadora dormitaba y yo también. San Miguel de Miraflores estaba a la vista y la congestión vehicular nos sacaba la lengua como Einstein al mundo…La Avenida Benavides y nosotros que luchábamos palmo a palmo con ella y los microbuseros de hora punta. Mechita preocupada que la escolta estuviera como debe ser. La escolta de Cuarto año estaba concentrada para esta magna realización y el colegio Juana Alarco en una esquina de La Benavides nos esperaba con las puertas abiertas, pero como había varias combis que recogían a las estudiantes, el ómnibus no pudo entrar.
Logramos ingresar en orden al colegio emblemático y nos dirigimos a un auditorio muy cómodo de asientos rojos. La mayoría de nuestros profesores estaban adelante y acompañaban al Padre Director. El Profesor Wilson y yo, atrás con los estudiantes. Nuestros campeones: Zúñiga y el alumno Inostroza, junto a los estudiantes que habían ganado en sus categorías. Se procedió a la premiación y los claretianos premiados fueron ovacionados por sus compañeros y maestros. Algunos estudiantes premiados tomaron la palabra. La primera, del colegio Mayor dirigió unas palabras al público. Se notaba que era un discurso con términos estereotipados y de raigambre tradicional. Sin duda, parecía el discurso decimonónico en el siglo XXI. El segundo estudiante, leyó dos hojas y cuando invitaron al alumno Carlos Zúñiga para que diera algunas palabras al público, él improvisó con mucha sencillez y seguridad y pronunció un discurso que no necesitaba de palabras rebuscadas sino ofrecer a los jóvenes estudiantes un agradecimiento a las empresas organizadoras, a sus Padres, maestros…¡Felicitaciones tanto para  el alumno Zúñiga, cuanto para el estudiante Inostroza, que también es un excelente orador.
¿ Y la escolta?...Mechita estaba preocupada y estaba buscando un espacio para que ellos y ellas marcharan…Wilson sugirió cantar el himno Claretiano. Yo me moría de sed y los chicos y chicas de hambre…Emilio se estaba preparando para lanzar tres hurras por el colegio. Recordé que Chachito me dijo que eran dos y en medio de la confusión, habló una señora de la UNESCO. Todo empezó a las mil maravillas y cero bizcotelas…la dama hizo una apología al buen uso de las palabras, el encanto de su voz, medía a cien y mi sed a diez, pero cuando hizo alusión a la frase de Zavalita, el personaje de Conversación en la catedral ,  sus palabras provocaron una situación incómoda en los alumnos y alumnas de Cuarto y Quinto año. Cómo era posible que esta señora manifestara  que Zavalita dijo: “En que momento se fastidió el Perú”…si Martha Hildebrandt hubiera estado presente, se armaba la tole tole. Como hubo varios discursos que yo no estoy acostumbrado a escuchar con  beneplácito, una de las personas de la mesa de honor exhortó a los estudiantes a trabajar con alma, vida y corazón, probablemente quería hacer alusión al vals peruano Alma, corazón y vida que nuestros chicos y chicas corrigieron oportunamente. Eso no fue todo: Antonella, Melisa, Jazmín y Fabiola contaban las veces que las personas mayores que hicieron el uso de las palabra, decían “sinó”, cuando en realidad es sino (palabra grave)…yo estaba en mi salsa a pesar de no haber almorzado.
Los premios estuvieron buenos y nuestros chicos se lo merecen. Un chico de Cuarto año, ganó un libro de Vargas Llosa y la abuela de Carlos Zúñiga ganó  El sueño del celta. El Padre Ronel prometió un desayuno para el día siguiente.  Estábamos con suerte, sin duda que estuvimos a punto de “ponernos en pie”. Estuvo exquisito y los alumnos, alumnas y nosotros disfrutamos de ese momento. Llegamos al colegio. La mayoría de los Padres de Familia esperaban por sus hijos, y todos nos fuimos a descansar felices y contentos porque nuestro colegio una vez más salía triunfador como nuestros chicos y chicas de la natación. El mundo numismático cerca de nuestras estrellas.

                                                                                                                             Lucas

Las sandalias de Don Julián

En los versos de verano
Percibo el olor temprano
De naranja y mandarina
Para poderles contar
Que en mi entrañable Huaral
Unas son de cal
Y otras son de arena
Como la canela fina
Que aceptó mi corazón
Panetón, Clavo de olor
Y un chocolate con pasas
Para esta navidad
Que a decir verdad
Con el corazón en la mano
Brindo por el Claretiano
Que es mi felicidad.
. . .
   El tiempo no pasa por gusto,  me contaba Don Julián, cuando llegó al colegio. “Antes en mi niñez, salía a mataperrear con mis amigos del pueblo. Y como hacía calor, usábamos “sayonaras” porque había que cuidar los zapatos. Si se presentaba una pichanguita, jugábamos descalzos y para calmar la sed después del partido, bastante fruta.
Luego me vine a Lima a trabajar al colegio. Tendría más o menos diecisiete años. Era el más joven de los trabajadores del colegio y me gustaba el trabajo y el fútbol. ¿ A quién no le gusta este deporte?...supongo que a todos, porque en los primeros años en el colegio, los profesores jugaban los sábados. Yo también jugaba. Si eran partidos importantes me ponía mis chimpunes y daba gracias a Dios por los excelentes goles que  yo metía. Si se trataba de un partido más, tenía mis zapatillas que las había traído de Huaral y que me hicieron goleador en mi barrio. A la hora del trabajo, guardaba mis zapatos con suela ancha y alta para que me dé unos centímetros más y para que no me maltraten los riñones. Con el tiempo y mis ahorros, me compré un par de zapatillas de marca para visitar a mi novia que hoy es la madre de mis hijos. Estaba orgulloso de mis zapatillas hasta que un día que me demoré en la casa de mi novia. Cuando caminé dos cuadras para tomar una combi, unos malandrines me asaltaron y me quitaron mis zapatillas. Toda la semana estuve triste y no quería visitar a la chica. Esa noche regresé a mi pensión con medias. La gente del  microbús me miraba de una manera rara y yo sentía vergüenza. Era la primera vez que me robaban. No veía el momento de llegar a mi barrio y meterme a mi casita y no salir nunca. Una vez que estuve sentado en mi cama, busqué unas fotos de  Huaral, y cuando vi la foto de mi viejita, me puse a llorar.
Poco a poco me di cuenta que la vida es muy importante y las zapatillas, también. Le pedí un préstamo al Padre Gorostiaga y menos mal que me prestó. El padrecito era muy bueno. A pesar de su edad, manejaba muy bien los números hasta que un día se extravió su cuaderno negro de préstamos y averiguó por todas partes, pero nunca apareció…Se acabaron los préstamos. El Padre Alejo escribió un libro de matemática de Secundaria. Sería bueno que estuviera en la biblioteca del colegio como una reliquia, pero no creó que Noé lo busque porque desde que ha salido  su foto en un texto de una editorial conocida, está un poco sobrado, tan sobrado que cada vez que lo veo y lo quiero saludar,  se pasa de frente.
“El tiempo pasa…nos vamos haciendo viejos” , es una canción de una gordita argentina que canta lindo y me llega al alma…mi pueblo, los grandes partidos de fútbol de antes, sin tanta patada ni fair play, las cebichadas que los Padres de familia nos invitaban, nuestro padrino, El Padre Isidro y los profesores que jugaban antes como Chicho, Eddy, El profesor Rebolledo, El “Cholo” Díaz, el profesor Deustua, Julio Enrique Vásquez y muchos más. Fueron épocas gloriosas con Daniel, Felipe y su trompeta mágica,. Manuel y tantas estrellas del fútbol de Servicios. Hoy tenemos a nuevos compañeros que juegan muy bien y ya el físico me reclama. Será porque los años no pasan por gusto. Subí de peso y después bajé  muchos kilos y me tengo que cuidar porque la vida es asi
Les contaré que me he comprado un par de zapatos por si acaso uno de mis hijos se casa y hay que estar prevenidos. Sin embargo, les diré que cuando estoy en mi hogar, me pongo mis sayonaras, descanso y recuerdo mis años de adolescencia en Huaral. Después de cuatro décadas, he comprendido que los pies soportan todo el peso del cuerpo y me he decidido a cuidarlos. Es por eso que mi nuevo calzado está cerca de Dios porque guardaba hace mucho tiempo unas hermosas sandalias que el Hermano Pedro me obsequió y hoy las luzco a toda honra que mi amigo Eddy me dice que son las sandalias del pescador”.