lunes, 25 de marzo de 2013

EL PROMONTORIO AZUL


Desde una parte alta de mi vida observo que todos los lunes, cuando realizamos el saludo a la bandera o entonamos el Himno Nacional, un pequeño grupo de estudiantes, algunos con sus tarolas, otros con sus liras, una alumna de la Promoción con el saxofón y dos o tres más con sus instrumentos de viento que acompañan para izar la bandera. Por ahí se acercan dos músicos y el profesor Navarro toca el trombón. Siento que la banda no estuviera presente. ¿Dónde están los trompetistas?...¿Qué pasó con los saxofonistas?...¿Se fueron todos el año pasado?...¿Vienen tarde como algunos alumnos que el año pasado los veía como parte de esta orgullosa banda que nos daba alegría y regocijo cuando participaba en realizaciones importantes y nuestros estudiantes de la Promoción sacaban la cara por su colegio.
Está bien que en las horas de recreo, los profesores y profesoras cuidemos los lugares que nos han asignado; pero no está bien que cuando acabe el recreo, suenan los silbatos para que nuestros estudiantes se laven las manos, se sequen el sudor, después de jugar en el patio, pero muchos de ellos no lo hacen y suben con el sudor y se secan sin usar el agua o tratan de ingresar a las aulas antes de que toque el timbre.
Está bien que en los periódicos murales se empleen los chinches, pero no está bien que se los lleven.
Está bien que a los alumnos les guste jugar en el patio con la pelota;  pero no está bien que los pelotazos vayan con tanta fuerza que peligre algún compañero, compañera o profesor. Somos civilizados y debemos tener cuidado co0n los demás.
Exigimos a los estudiantes que entonen el Himno Nacional, pero si ellos y ellas, observan que nosotros no cantamos. ¿Cómo podemos exigirles?...A propósito de nuestro Himno Nacional, todavía se escucha "Que de la patria”, cuando, en verdad es “Que la patria”.
Si hablamos de nuestro vituperado idioma español, no suena tan bien escuchar constantemente “Tienen que tener”. Si es una obligación, preferible decir: “Deben tener”; pero si es una posibilidad, “Deben de tener”.
En el caso de la cacareada “currícula”, no es singular; es plural (de curriculum). Lo he escuchado tantas veces que no me puedo callar y “al que le caiga el guante…….”
Para terminar, menciono a la pobre conjunción adversativa “sino” que es grave o llana, martirizada por tirios y troyanos como si fuera palabra aguda: sinó. Realmente es una desfachatez continuar con los maltratos de  estas palabras de nuestro idioma.
                                                                                                          Don Lucas