miércoles, 16 de febrero de 2011

EL PARAÍSO DE LAS FLORES

El día de la amistad recibimos un regalo significativo. Una maceta con  una planta .Algunas de ellas, con flores. A mí me tocó flores con pétalos rosados y en el centro, una estrellita de un rojo intenso. La veía tan indefensa y con hambre que cuando llegué a casa, le brindé agua y sol. En la tarde, me dediqué a observarla con toda su delicadeza de estío. Ya no estaba sola. Los bonsái la acompañaban como guerreros protectores. Las otras plantitas que estaban en el balcón, parecían sonreír con la presencia de la recién llegada. El aire coqueteaba con la damita de rosa mientras los cactus silentes la miraban de soslayo. A través de la ventana transparente que daba al balcón, mis ojos se posaron en aquella muchacha vestida de rosa como si me hubieran invitado a sus dulces dieciséis. Se parecía a mi profesora de violín. Tan dulce, tan tierna. Con una mirada tímida mientras me corrige la posición del arco sobre el instrumento.
No recuerdo el momento en que me quedé dormido. Lo que pasó es que a través de mis sueños me había convertido en un enorme girasol que observaba a mis compañeras convertidas en flores. Algunas temerosas como las profesoras nuevas convertidas en vergonzosas o sensitivas como me enseñó en algunos de nuestros viajes, mi hermano Jorge Tovar. Otras bellas como las rosas. Elegantes y espinosas como la muchacha del cuento de Oscar Wilde. Yo giraba en este jardín onírico y columbraba a los jazmines, con un olor y fragancia tan exquisitos que las veía vestidas de blanco que entonaban en voz baja una futura marcha nupcial. Había más flores. Entre ellas, las buganvillas que saltaban alocadamente en la glorieta. Todas ellas vestidas de colores encendidos y le daban un matiz especial a la sinfonía pictórica de vivos colores guindas, anaranjados, fresas, rosados y lilas.
Las petunias y margaritas cuchicheaban sobre una retama que vino de Huancayo y que no se atrevía acercarse al grupo. La dalia de falda colorida, con toda la experiencia que tenía les pidió que se acercasen a la retama que se vino por el caminito de Huancayo y dejó un doncel que tanto había llorado y las lágrimas eran tantas que se convirtió en un riachuelo que según los eucaliptos del lugar, solloza cuando el viento le cuenta que la vio por estos lares. Un crisantemo que saludaba a los claveles buscaba  una azucena que le preste su libro de poemas de John Keats porque estaba enamorado de las flores de este jardín mágico, bello,  perfumado, cantarín y a veces espinoso y necesitaba un ramillete de novia porque en el Día de San Valentín, una flecha de oro le atravesó el corazón que estaba tan solo desde que vino del Japón.
El viejo álamo que oteaba desde lejos a las florecillas le dijo a un pino joven que un pajarito le había contado las tribulaciones del pobre crisantemo y que lo veía sufrir por la bellísima violeta de los alpes.
Me gustan las flores amarillas, rojas, blancas, anaranjadas. De todos los colores. Exóticas, pequeñas y grandes. Perfumadas y esquivas. Hermosas y espinosas. Todas ellas pertenecen a este jardín de ensueño poblado de donceles, faunos y silenos.

DÍAS DE ESTÍO, ORTOGRAFÍA Y PECES

El calor arrecia y me acuerdo de las canciones de mi adolescencia como aquella que cantaba Sergio Murillo, un muchacho brasileño: Domingo de sol y calor/ allá voy…/ allá voy. Sin embargo, un compositor griego, acuñó la canción “Nunca en domingo” . La temperatura ha subido unos grados más y algunas niñas han optado por el pescador. Algunos donceles también. Eso no quiere decir que acá tengamos lornas, pericos y cojinovas. El chinito Pablo nos dijo de soslayo “pero sí hay un bonito y sabe matemática”. Es posible que la corvina la tengan las personas pudientes que gustan del oro entre sus brazos y cuello. ¿A quién no le gusta los pescaditos?...No hay como la comida Marina, me dice un amigo. ¿También hay tiburones?...No sé, pregúntenle a Pepito Correa. Los escualos y cetáceos son animales de respeto. No dejen de lado la cojinova que a pesar de ser tímida, es agradable…El calor continúa y un cebiche provoca a pesar de que la gente lo escriba de mil maneras, me dice el hiperbólico Lucho Rojas. Sí es cierto y tan cierto como aquellas personas que todavía usan el “tiene que tener” y convierten el verboide gerundio en un futuro diferente, más cerca de un discurso presidencial de la estrella que de las formas correctas.
Es cierto que es una opción interesante que la palabra “currícula”, plural latina, sea desterrada y se emplee el término currículo toda vez que este vocablo tiene su plural : los currículos. Nada perdemos si le quitamos ese significado singular a esta palabreja que algunos mortales llaman “currícula”.
Por lo tanto, bien vale un cebichito, nos dice nuestro fotógrafo profesional, Leonidas y con mucho ají. De esta manera podemos apreciar la belleza de la naturaleza con más vehemencia. ¡Vivan los pescaditos!
La comisión va a preparar el paseo, el cual “se llevará a cabo”-comenta Carola, mientras Ricardo le increpa ” ¡se realizará!” en algún lugar interesante. Sí, contestan todos los lectores y trabajadores del Colegio.

FEBRERO

El primer día, los saludos estaban a la orden del día. Alegría, emoción , nuevos profesores y profesoras. Los colores del verano daban la nota especial por esta estación que muchos aman, a pesar del calor. No todos amaban el verano. Javier Heraud, poeta peruano, escribía “Verano maldito. No sé qué hacer contigo”. Aquí en Lima, las polillas nos visitan en el estío y hambrientas y golosas atacan nuestros libros. Comprendo a Heraud, el poeta que vaticinó su muerte cuando en sus versos decía : “Yo no me río de la muerte/simplemente/ que no tengo miedo de morir/  entre pájaros y árboles”. No sé si sobra o falta alguna palabra. Pero así guardo estos versos desde hace muchos años.
Estos días transcurren con charlas, exposiciones, debates. Programación en la sala de cómputo, siempre con el apoyo de Katherine o cariñosamente “Quina”. Luego los intermedios, después, trabajo y el esperado refrigerio. Los que prefieren gastarse unos soles más salen en busca de algún restaurante que satisfaga sus expectativas gastronómicas. Otros, tradicionales. Se dirigen a la cafetería y los más sufridos, tienen que correr a la sala de refrigerio donde solo hay cuatro mesas y a formar fila y lograr sentarse en alguna silla disponible. Menos mal que los hombres comemos rápido. No se puede hacer sobremesa porque hay otras personas que necesitan usar el espacio. En verdad, el espacio es pequeño. Me parece que han reducido las mesas. No estoy seguro.
Los debates se realizan con la participación de profesoras y profesores de diferentes Áreas y niveles. Parece el Congreso. Los más fogosos son Eduardo, Aurelio, Eddy, Ýlder, Gladys,  Olga. Leidy, Zoila, Carole y otros compañeros. El profesorado disfruta de diversas maneras. Unos escuchan, otros, oyen. Algunos, agotados por el calor y el trabajo se entregan a los brazos de Morfeo. Los amantes de los juguetes y celulares, se entregan con pasión a la actividad lúdica como prueba irrefutable que la juventud existe. De todo hay en las viñas del Señor, me dice Angelito mientras observa a algunas “tías” que realizan comentarios dignos de Don Ricardo Palma o Sofocleto. Lo más interesante, me comenta Navarrito es cuando las profesoras, en plena charla, se retiran a los servicios higiénicos, nos distraen agradablemente y después de media hora, regresan por la pasarela y despiden aromas agradables a colonias, perfumes que son percibidos por sus fans. En cuanto a captar el olor, Joel nos lleva ventaja por razones obvias.
Así transcurre este febrero loco como decía Don José Eulogio Garrido, poeta peruano. El trabajo, la amistad, el amor, la esgrima verbal y la buena invitación que nos hizo el colegio el viernes 11 a través de César Náquira para disfrutar el intermedio en la cafetería del colegio y por el Día de la Amistad. A propósito de Amistad, el Equipo de Comunicación realizó la oración y dedicó este momento a sus compañeros y compañeras de trabajo. Fue un momento diferente que agradó al profesorado y quedará en el recuerdo de muchos.
Extrañamos a nuestros amigos Jorge Tovar y Chacho Sánchez. Igualmente a Jorgito Lock. Manuel León, Sdenka, Estela, Julio, Marthita y todos aquellos que dejaron cariño, amistad, respeto, y reconocimiento por parte de sus compañeros de trabajo…¡Qué Dios los bendiga!