jueves, 11 de noviembre de 2010

MI AMIGO CHACHO...

El diez de noviembre cumplió años mi amigo Chacho. Lo vi casi al final de la jornada de aquel día. Siempre con la sonrisa a flor de labio, las manos en los bolsillos-debe ser por el frío- una sonrisa lejana y listo para celebrar alguna broma dentro el entorno jurásico.
Lucho Valdiviezo lo vio en Puentepiedra. Me imaginé que estaba de visita a algún paisano de su vieja Panao. Sin embargo, no era así. Chacho es cargador…no lo puedo imaginar. Tengo que aclarar que él es cargador de la Virgen del Carmen y a veces del Señor de los Milagros. Increíble pero cierto…¡Es un milagro!... a decir verdad, lo veía colgado de una de las andas y balancearse palomilla tanto hacia la derecha como a la izquierda. Benjamín me corrige y dice “querrás decir a babor y estribor”. No le puedo discutir porque está con sus espinacas tarareando alguna canción de Jacques Brel…N´e me quite pas….Jorge Tovar me contó que una vez lo vio en una procesión en Pueblo Libre confundido no sé si con el humo de las sahumadoras o con las bocanadas de humo que despedía su cigarrillo. En fin, nuestro amigo Chacho es un cargador de primera fila o de primera anda. No conozco la terminología de los cargadores pero sí sé que Chacho es lo máximo como amigo y persona. Entre los chascarrillos que desliza con una mirada rabelaisiana, está su corazón, de repente con fino humo de tabaco que le hace daño, pero con espíritu de los personajes de Manuel Ascencio Segura.
Chachito, que es la forma cariñosa con que sus amigos lo llamamos, es un hijo putativo de los dinosaurios. A pesar del grupo cretáceo al que pertenece, sin embargo, su corazón está con nosotros. Lo queremos mucho por su don de gente. Es tan diferente a otros y siempre está llano a colaborar y ayudar cuando alguien de nosotros necesita ayuda. Es juguetón y amante del café y los huaynitos. Canta y sobre todo baila en un estilo inconfundible que mueve a risa, pero cuando Toto canta aquella nostálgica canción que reza así “Cuando salí de mi tierra, de nadie me despedí Huanuqueña…”, Chachito se pone triste y sus ojos se vuelven lacrimosos como el rocío de las flores de su bella Panao…termina con la voz quebrada canturreando…”solo las flores del campo ayayayay…” y termina en un silencio que los Dinos comprenden y entienden que el tiempo  jurásico se diluye entre las  sonrisas de las alondras y la mirada suspicaz de algún moscardón….Una vez más ¡Feliz cumpleaños Chachito!

                                                                                              Don Lucas

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