domingo, 29 de septiembre de 2013

EL UNIFORME

                                                                 
¡Nooo, mi querido profesor!  No  es una justificación sino una versión real de lo que significa tener uniforme. Yo no llevo el uniforme como muchos, es por eso que lo digo. Es más, la primera persona en plural,  lo dice claramente: Nosotros no llevamos uniforme.  A  veces traemos casacas, como Ud. También lo hace. El frío nos anima a variar de prendas. Pretender traer el saco azul y el pantalón plomo, que es de verano o tal vez de primavera, nos llevaría a no saber distinguir una ropa de estación. Entre estas palabras y lo que señala nuestro Reglamento Interno,  el hígado nos llega a la cabeza. No es buena  la persecución, sino la crítica. Así podemos avanzar. Siento mucho que mi artículo le llegó como una agresión. En honor a la verdad, no lo escribí para Ud. Sino para todos nosotros y todas aquellas personas que son conscientes de nuestra realidad. Pretender negar lo que está ante nuestros ojos es llevarnos a la ficción donde la risa y el llanto pueden destacar, mas no,  la ira que no es buena consejera. He escuchado comentarios directos de autoridades de nuestra Institución y son realizados con mesura y buen humor. Si algo no se puede perder es el buen humor. De esta manera podemos avanzar con coherencia y veracidad. Por ejemplo, en este momento que le escribo este artículo llevo una polera ploma que es de Infancia Misionera y que nuestro Padre Director nos ha obsequiado con mucho cariño.
Mis palabras no son proyectiles de francotirador que apuntan a su persona. A decir verdad, lo veo muy poco, pero le recomiendo saber discernir cuando encontramos no conformidades. Estas se solucionan con tino, y con “la testa”, no con el hígado, y la mala leche, porque no funciona. La historia es testigo de estos despropósitos.  El lenguaje peyorativo no es cura de males. Tampoco quiero señalar que empleo un lenguaje de Perogrullo, sí de reflexión y de aliento porque nuestras debilidades las tenemos que fortalecer con cariño y fuerza por el amor a la Institución que nos cobija.
Pretender un jalón de orejas  porque  se sintió alguna esgrima en alguna parte del cuerpo, no es así. La esgrima no mata ni hiere, la crítica, tampoco. Y una buena manera de decir las cosas es con la sonrisa en los labios y los pies bien puestos sobre la tierra. Esta es una verdad evidente que nos lleva a decir a cada momento que:

                                            
                          SER CLARETIANO ES SER CADA DÍA MEJOR
                                                       
Atentamente
                                                    
     Eddy Gamarra Tirado

           “Don Lucas”

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