martes, 8 de marzo de 2011

¡ Las papas queman ¡

Esta expresión popular es muy usada en nuestro país. Mayor razón, si empleamos la palabra “papa” que es originaria de nuestra América. Aunque los españoles, cuando vieron el camote y preguntaron qué era, le contestaron “batata”. Al final, esta palabra pasó como patata y en Inglés: potato. Lo importante es que nosotros la llamamos hasta ahora “papa”, a pesar de su variación polisémica. Las papas queman en muchos lugares, porque algo está pasando.  En verdad, ¡Las papas queman! , pero en el mundo de la ortografía. La Real Academia de la Lengua Española, ha publicado su nueva ORTOGRAFÍA y en un afán un tanto caprichoso, ha realizado sus nuevos cambios que no han sido aceptados por muchos estudiosos, entre ellos el escritor Julián Marías, académico de la RAE. Hasta el 15 de diciembre del año 2010, la realidad era otra. Un huayco de palabras cambiadas caerá sobre nosotros que no estamos enterados del todo.
Tenemos que agradecer al colegio que a través del Cordinador de Comunicación nos ha enviado a un curso sobre Ortografía Crítica dictado por la profesora Luisa Portilla Durand. Yo me pregunto, ¿Qué pasará con aquellas personas que no están enteradas de estos cambios? Es honesto reconocer que los cambios realizados desde 1999 hasta antes de la nueva Ortografía, formaba parte de nuestro desconocimiento en la mayoría de nosotros. Qué diremos de los cambios de 1959 (esto va para los Dinos). Los monosílabos como fue, fui, vio, dio, ti da, fe, di (tal vez me olvide de alguno) no llevan tilde. En cuanto a las mayúsculas, hace mucho tiempo que se tildan las mayúsculas. Los que leen periódicos de cincuenta céntimos se van a encontrar con muchos errores. Mejor no los leemos y nos esperamos algunos días para leer un buen periódico.
Sabemos que la ortografía no es una de nuestras virtudes y que seguimos empleando el gerundio como futuro. Esta fantasmagórica expresión “tienen que tener” bombardea nuestro cerebro constantemente a través de algunos de nuestros expositores y nos produce un letargo que podríamos evitarlo si usamos Deben tener (como obligación) o deben de tener (como posibilidad).
El sonido de “currícula”, es plural y tiene un dejo intelectualoide.  La conjunción adversativa sino, no podemos pronunciarla como aguda (sinó), porque es incorrecta. Se ha hecho mecánico y lo llevamos como un estigma que no lo queremos desterrar de nuestro léxico. En cuanto el Himno Nacional, todavía se escucha decir “que de la patria” y con mucho rfespeto entonamos “su luce…su luce…el sol. En esa situación, el sol va a continuar castigándonos con sus maléficos rayos ultravioletas por no entonar bien nuestro Himno Nacional, además de quitarle brillo a su resplandor y fuerza.
 Nos fascinan los verboides que son sustantivos, adjetivos y adverbios, y los usamos como verbos. ¡ Qué dirá el Padre Claret ¡ desde el cielo,  que en nuestra capilla, tenemos una hermosa expresión : Claret un joven como tu. El pronombre “tú”, lleva tilde para diferenciarse en sus funciones del adjetivo TU. Por lo tanto, sería mejor que escribiéramos “Claret, un joven como tú”. Así, nuestro San Antonio María Claret y Clará, va a estar contento.
Tenemos que desarrollar el efecto multiplicador con nuestros compañeros de trabajo para ponerles al corriente de estos cambios, algunos de los cuales no nos convencen como por ejemplo la “o” entre números ya no va a llevar tilde que la diferenciaba de los ceros, por ser átona. Pobre los niños porque se van a confundir con esta letra que tenía un sombrerito para protegerse del sol y los ceros.  Sin duda, todavía se cree que la ortografía es sólo para los profesores de Comunicación. ¡No!, ¡Por Dios!...es para todos nosotros. Es cierto que los estudiantes de antes, que vienen de colegios nacionales y si es de la especialidad de Ciencias, tienen mayores tropiezos con la Ortografía. También es cierto que la mayoría de los profesores de comunicación vienen de colegios nacionales, pero su ortografía es mejor. Ellos y ellas pueden ayudar a sus compañeros y compañeras de otras Áreas. Sin embargo, el problema, subsiste. Leemos programas, documentos oficiales, invitaciones, tarjetitas cariñosas de recibimiento a una oración o conferencia, pero con errores. Dejamos nuestros errores en las pizarras, a pesar de la bella caligrafía que tienen muchas amigas.  Encontramos relaciones de nombres de los trabajadores y con cambios arbitrarios o mal escritos. Los periódicos murales son castigados con palabras mal escritas que si fueran veneno, muchos terminaríamos envenenados. Si  de las serpientes, tomamos su veneno y buscamos el antídoto. De nuestras palabras mal escritas, no hay mejor antídoto que  los libros que según Javier Heraud, poeta peruano, se han hecho para ser leídos.
Siempre hay un remedio para este mal y no es necesariamente “devorar” el nuevo libro de Ortografía, sino LEER buenos libros. Nunca es tarde para hacerlo. Consultar el diccionario y escribir, nos va a ayudar bastante. Entre los profesores y profesoras que les pueden ayudar están los profesores Wilson, Jorge Díaz. Emilio, Leidy, Julio Córdova, Gladys Villanueva, Aurelio Alegre y otros más que les pueden ayudar tan bien como los primeros.
                                                                       ¡Buena suerte!

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