sábado, 24 de agosto de 2013

LA IDEA DE ESCOGER EN UN ZOOLÓGICO DE CRISTAL

(Carta abierta al coordinador José Novoa Vela)
Esta “carta” fue escrita hace tantos años pero fue de edición limitada y no había Internet. Aprovecho para ofrecerla a mis lectores y amigos.

“Señor Coordinador: Quiero presentarle mis disculpas a través de la presente por no haber cumplido con el programa establecido para “El Día de los animales”. Pero es tan difícil agradar a todos en esta Alma Mater sobre un tema tan hermoso como es el Día de los animales . Usted dirá que no existe razón alguna para escribir sobre lo que está programado; sin embargo, la realidad demuestra lo contrario, porque desde hace algunos meses he sido frecuentado, abordado y a veces, amenazado a satisfacer las exigencias de mis amigos. Es obvio que cada uno tiene sus preferencias por algún animalito, pero nunca creí que  esto se tornara en una idea obsesiva que no me permitiera, a fin de cuentas, conciliar el sueño y atender mis necesidades más elementales.
Si bien es cierto que yo era el encargado del discurso, significaba que podía escoger, y así fue que en un principio estaba entusiasmado para hablar sobre el fiel EUMEO, que durante tantos años cuidó los animales de Odiseo. Asimismo, hubiera reivindicado a los compañeros de Ulises que fueron convertidos en unos bellos animalitos-dignos de ser mascotas de César- y que con su gracia y donosura alegraban las interminables noches de CIRCE. Es más, estos querubines de la escala zoológica constituyen uno de los mejores platos de los gastrónomos más exigentes. Si queremos llenar el campo legal, el Dr. Lazo puede dar fe de esta hipótesis por cuestión-no necesariamente de honor- sino de raza.
Estoy seguro que mi posición va a alegrar en especial al flaco Merino, aunque él tiene sus predilecciones por el toisón de oro que fue el ideal de los argonautas y que hoy en día ocupa un lugar en la constelación del zodiaco. Le manifesté mi desacuerdo, mientras Leo leía Matemática, porque el Flaco, dentro de su pituquería habitual, se identificaba con una pantera rosa que constituía el símbolo de la alegría y del amor que lo va consumiendo cada día más.
Ya que estoy hablando de la familia caprina, les contaré que Toto, mi hermano, aprovechando los lazos de amistad que tenemos, me impetró a declarar el animal preferido de los intelectuales que dio origen a la TRAGEDIA  y de un momento a otro de sus labios salían palabras en latín y en griego, de las cuales pude captar algunas como TRAGODOI, AMALTEA, CAPRICORNIO, CHIVATUS PAMPEANUS,etc. Sustentó su pedido en la labor maternal de la cabrita que amamantó a Zeus, y como él me encontró leyendo un libro de un aedo griego, agregó que en Itaca abundaban estos animalitos y que gracias a uno de ellos, existe la Vía láctea o Galaxia. También me dijo que como profesor de los animales, él sabía lo que decía y lo que hacía. Lo más curiosos de este hecho fue que una carta sellada y lacrada fue enviada a mi oficina en la que algunas personas que firmaban con seudónimos, apoyaban la  posición de Toto, pero en parte; es decir,  “chivatus pampeanus”. Al final de la misiva presentaban un coro de chivos cantores del siglo v A.C.
Pirandello tuvo suerte porque a él lo buscaban tan solo seis personajes; en cambio, a este pobre servidor lo están atormentando muchos que la desesperación es tan grande que la cabeza le va a estallar.
En verdad, no hallo solución alguna y estoy a punto de perder el trabajo. Llego tarde. No he preparado mis proyectos de prueba. Me he atrasado en mis exámenes y me escondo de mis jefes inmediatos superiores. Recuerdo que en Julio, Ud. Mismo me pidió de una manera especial que recordara a los pajaritos y todas las avecillas en este magno día. Aunque la ornitología no era mi fuerte, sin embargo, mis devociones por San Francisco de Asís, eran bastante conocidas por su Despacho que en un arrebato espiritual, Ud. Hizo una apología de sus trinos y dulzuras que ellos depositan sobre nuestras cabezas…¡Qué dulzuras!
Consulté de estas cosas con el silencioso chiquillo, y él, que sabía de mi pasión por el verano, me corrigió y dio preferencia a los animales más grandes que distraen a los niños…¿El patillo?, pregunté…se puso colorado y lanzando un “chesu” exabrupto, asintió y agregó que no era el único, porque en la tarde hay otro. No le entendí pero le agradecí, mientras mi jefe se destapaba en una pose vallejiana del siglo xx.
Días atrás me quedé unas horas en el turno de la tarde. Se acercaron dos profesores con ciertas características antropológicas y me preguntaron con cierta reticencia si yo me iba a ocupar del discurso “El Día de los animales”. Les contesté tanto al profesor Castillo como al profesor Víctor Díaz, que sí. Ellos me espetaron que el animal más representativo  del país era el cóndor-Ud. Me dijo sin temor a equivocarse que el pajarito era el más representativo-. El profesor Castillo con toda la caballerosidad que lo caracteriza, me entregó una tarjetita con ribetes verdes donde decía en pocas palabras que el loro es el único animal que habla. Antes de retirarse a sus clases me dijo al oído: “A buen entendedor, pocas palabras” y ambos levantaron el vuelo.
Transcurrieron las horas y los días y vi pasar a un chivo en bicicleta, a un caballo manejando “La Covadonga” y un hombre bajito con larga cola a punto de metamorfosearse. Había corregido como doscientas  pruebas y dormí poco. El sujeto de la colita me pidió encarecidamente que lograra  reivindicar a algunos reptiles que no eran venenosos, entre ellos, la lagartija, una de las sobrevivientes del diluvio y precursora de los Dinosaurios. Ella ha podido sobrevivir con tesón esfuerzo y trabajo. Me quise reír, pero me lo impidió con mucha seriedad y se retiró rápidamente a través de la tierra del Parque de las Leyendas.
En otra oportunidad, mientras caminaba por los alrededores de la Universidad de Villarreal, pude columbrar a dos amigos inseparables que venían rápidamente hacia el lugar donde estaba yo. El más gordo de ellos, antes que yo pudiera articular palabra alguna, lanzó un exabrupto que me dejó en silencio: “ Si no puede Usted… ¡Renuncie!...” Aprovechó mi sorpresa y olvidándose que estaba en la vía pública, se lanzó un rollo con características de orador de plazuela y exigía que “dentro del marco teórico y en nombre del pueblo peruano, declarara como rey de los animales al dinosaurio Rex, quien
marcó una etapa heroica en la vida del hombre de las cavernas. El gran Carlitos Reluz, que estaba cerca de él, apoyó su pedido y prometió un piqueo de mollejitas a la trujillana, en caso se cumpliera la petición de su contertulio. Eso no fue todo, porque el orador que se hizo famoso con su tesis sobre “el abigeato de cuyes en el pueblo de Huacho” solicitó hacer extensivo el “Reconocimiento con los honores correspondientes al hombre de Altamira, Lascaux y Toquepala”, por altos servicios distinguidos. Un poco mortificado, le pregunté si tenía otro pedido más.
El muy cretino me dijo que sí: “Que no me olvidara del Señor de las praderas y los llanos, si yo no estaba de acuerdo…pues ¡Renuncia! “. Y quién es ese señor, le impetré  muy enojado…¡El búfalo! Dijo con tal desparpajo y se retiró fresco y feliz. A lo lejos escuchaba como una voz de picapiedra: “En el dolor…”

Aquella noche no pude dormir. Llegué tarde al trabajo. Perdí la primera hora y aproveché para irme a la cafetería para tomar un café cargado. Allí encontré a Alvita-un gran amigo-. Al verme, dio un saltito y me pidió un bistec encebollado con papas, además de pan y café. Esta comida me cayó bien. Alvita dio otro saltito y fue de frente,  al grano y me lanzó como postre la siguiente pregunta. ¿Quién es el amigo fiel del hombre? Le dije que el gato, porque es quien me espera cuando vengo tarde de
la calle. Me invitó cigarrillos finos y un poco molesto, por no decir demasiado,  me dijo que no jugara con él, porque el perro es el animal más representativo y fiel que el ser humano conoce. Me habló de ARGOS que es el primero que reconoce a ODISEO, después de un largo periplo. Además, entre los animalitos de la cultura incaica, el  que ha podido sobrevivir es el perro chino o allco y que hoy está en proceso de extinción. Cuando terminé la exquisita comida, le dije a mi amigo que le contestaría pronto.
Aquel día no almorcé en casa. Me habían dejado una caja de cervezas y una carta donde se hacía una exégesis del lobo como el auténtico animal del siglo xx. Se amparó en el lobo estepario de Hermann Hesse y la Aquela de Kipling. También me dejaron el poema LOS MOTIVOS DEL LOBO, de Rubén Darío y la letra de una canción COMO UNA LOBA. Al final de la carta decía “Enteramente tuyo Fidel…Fidelis…Fidelorum. Casi acepto  esta propuesta ya que la cerveza estaba muy cara y yo  solo bebía cuba libre.
Las cartas y las tarjetas continuaban. Parecía Navidad. Una de ellas llevaba la palabra URGENTE. Era de Sancy que deseaba hablar cuanto antes conmigo. No me fue posible atenderlo porque tenía tanto que hacer. Sin embargo,  horas después, me encaminé hacia su domicilio, y en el pasadizo escuché un croac, que  al principio, me asustó. Una vez que toqué la puerta, me recibió con una copita de pisco y la consabida expresión taurina “¡Va por uvas!...le contesté ¡Tercer tercio! Me contó que últimamente estaba viviendo “a salto de mata”, por lo difícil de la situación, y a medida que sus ojos se le agrandaban, pegó un salto que me sorprendió. De repente quiso
decir “a salto de rana”. Me tranquilizó por estos exabruptos y siguió para adelante haciendo remembranzas de LA BATRACOMIOMAQUIA, una obra de Homero  poco leída, pero muy profunda. Asimismo, me recitó unos párrafos de LAS RANAS de Aristófanes, con tal brillantez y colorido que lo aplaudí. También hizo una apología del primitivo habitante de las riberas del Mantaro que eran producto de una cacería despiadada por los taxidermistas, que se valen de su piel por intereses comerciales. Me molestó lo que dijo de mi hermano, pero entendía su punto de vista. Entonces comprendí el motivo de su llamada. También me mostró una petición con varias firmas de profesores de Ciencias  en la que solicitaban declarar huéspedes ilustres  al sapo y a la rana. La lista era larga y estaba encabezada por el profesor Lizarzaburu.
Era medianoche . Había tomado varias copitas de pisco que no sabía si estaba soñando o estaba ebrio., porque en un instante, me pareció ver una rana con una cabecita pequeñita que movía las patitas y que parecía decir: ¡Va por uvas!...Sentí miedo y salí disparado de aquel apacible lugar en dirección a mi casa. A lo lejos se escuchaba el canto monocorde de los anuros “croac…croac…croac”.
Me levanté con fiebre de cuarenta y no pude ir a trabajar. Mi esposa me contó preocupada que había estado delirando y que huia de muchos animales, entre ellos felinos, reptiles, jauría, piara, manada, etc. Al día siguiente me fui temprano a trabajar y sobre todo para pedir un préstamo, porque de tanto comprar libros y discos, me había quedado sin dinero. En el camino me encontré con el profesor Táber, quien me obsequió para el Día de mi cumpleaños varios libros. Recuerdo algunos autores como Darwin, Desmond Morris y Edgar Rice Burroughs. Me llamó poderosamente la atención porque este amigo solo me obsequiaba cigarrillos. Le agradecí y me respondió ”Tú sabes cómo es…” y se fue.
Tratando de marcar mi tarjeta, escuché un ruido. Era Andrés que quería jugarme una broma y de paso, rugió esta expresión: “El animal verdaderamente americano es el puma azul, y yo no lo digo. Lo afirma  Ciro Alegría. El profesor Luis Arévalo que venía de prisa para marcar la tarjeta, no participaba de la misma idea y lo dijo en forma puntual si se quería hablar de un señor, de un artista, el único que canta en cualquier corral es el gallo quiquiriquí. Un niño flaquito de secundaria con un montón de papeles sobre el brazo, le dio la razón. Quién iba a pensar que  años más tarde se convertiría en un pollo.
Llegó el recreo y fui abordado por un profesor silencioso quien cortésmente me hablaba de PLATERO Y YO como un libro excelente y que tenía razones suficientes para proclamarse en gran medida como el animal del año. Ya en la hora de salida me topé con Felipe que estaba estrenando su nuevo walkman. Me encaró mi racismo y de paso me manifestó que no hay nada mejor que el tigre por su bella estampa. Además reafirmó Felipe: “Solo nos alienta el mañana”.
En el ínterin, me bombardearon con otros nombres. Si mi memoria no me traiciona diría que el regente me sugirió la morsa; otro, el caballo;
una chica, el correcaminos. Cada nombre me caía como golpes en la cara, ya sea gatos, tiburones, lornas, cojinovas, hasta que una víbora me picó y perdí el conocimiento.
Hoy le estoy escribiendo, Señor Coordinador, desde una cama del Hospital del Empleado donde he pasado tres días de descanso y mañana me van a dar de alta para poder tomar el examen de salida II. Quiero agradecer a Toto que me proporcionó un suero antiofídico que pudo neutralizar la picadura. Espero Señor Coordinador que entienda por qué no pude dar mi discurso en el Día de los Animales y pueda justificar este cambio…¡Ah!...el chuchuhuasi  estuvo muy agradable.

                                             Atentamente
                                                          
                                               Profesor Eddy Gamarra
Esta carta la dedico a todos aquellos profesores que laboraron en nuestra Alma Mater y por quienes guardo un cariño inmenso.

                                                                                                 Eddy

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