Este artículo podría ser un segundo capítulo en el Día del exalumno Claretiano. Es honesto reconocer que entre mis compañeros de trabajo hay exalumnos claretianos como Jorge Gómez , Joel, Roberto, Carlos Ramírez, que los deportistas identifican como “El Charro” y que trabajaron con los maestros claretianos y otros técnicos para que las cosas salgan bien.
Me encontré con muchos alumnos- No todos saludan-. Otros estaban contentos de reencontrarse con sus compañeros de diversas Promociones. Eran cientos de ellos y las chicas de las últimas promociones, pero ninguno como la Promoción XXXIV. Entre todas ellas-espero no confundirme de número- la más querida, la que más recordamos los viejos profesores. Ellos siempre serán el ícono de lo que significa identificación, esfuerzo, trabajo.
Conversé con algunos de ellos. De su voz salían muchos nombres, pero uno en especial : Eduardo Racca. Su fuerza interior, voluntad férrea para juntar a los chicos de la Promoción, lo hacía olvidarse de su salud. No estaba solo. Siempre un grupo de amigos, yo diría, hermanos, a su lado, evitaban que el barco naufragara. Para sus compañeros y para los profesores de antaño, un líder de la amistad y de la claretianidad. Me atrevo a lanzar el término como una abstracción real que siempre tiene presente a los claretianos de antes.
Marcial Pérez Ponce de León, con quien conversé bastante después de los partidos, me comentaba que uno de sus compañeros que está en un lugar lejano: Estonia le avisaba que su profesor, el artista plástico Marciano Méndez Contreras cumplía 89 años. No es el único que está en el extranjero. Hay muchos. Uno de ellos, Pedro Madge, quien trabaja entre Cuba y Canadá en exportación de frutas le dijo que le iba a obsequiar unas botellitas de wisky. Así fue. Le envió cuatro botellas de Chivas Regal que los “muchachos de la Promoción degustan a las rocas y acompañados de unas delicias marinas del restaurante Zabukka. Uno de ellos decía que ahora ya no es Pedro sino Meter Madge.
Marcial es una persona muy preocupada por la Educación Peruana. Gran parte de nuestra conversación apuntó a ese rubro y al ISO 9001. Ha prometido enviarme material. Estuvo presente con nosotros, a pesar que no bebía, contaba anécdotas y recordaba a sus maestros como lo hacían sus compañeros de Promoción.
Otro de los muchachos de la Promoción es Oblitas. Siempre lo he llamado así. Es un empresario que empezó desde abajo y continúa en el campo de la industria textil. Es todo un señor, sentimental y hace muchos años, excelente futbolista. Todavía recuerdo su viaje en barco en el mundo marino donde él estuvo alguna vez. El profesor Tovar, que no pudo estar presente por razones de salud, siempre recuerda a nuestro alumno Oblitas por su don de gentes, cariño a sus maestros y amigos de la Promoción.
Miguel Martínez González-Caballero, marino de ayer, hoy y siempre era otro de los integrantes quien con Tano, Arturo y otros amigos de la Marina, claretianos todos, dejaron en la Institución un sello inconfundible de capacidad, estudio, responsabilidad y don de gentes. Siempre me acuerdo cuando trajo una grabación del gran músico griego Mikis Theodorakis, quien había llegado al Perú
Cada uno de ellos trae a la memoria a muchos de sus compañeros, unos vivos, otros, fallecidos, o en el Perú o en otros países. Nunca renegaron de su colegio y de sus compañeros. Siempre tenían a sus profesores en el recuerdo. Fueron épocas de mucha exigencia y de identificación. La mayoría de ellos son ingenieros, empresarios, médicos. Estos muchachos de ayer son en su mayoría padres, abuelos. Los cabellos rubios, castaños o negros de antaño despliegan grises hogaño y que el tiempo no pasó por gusto. Allí estaba Armando Ramírez Ponce con su chispa de siempre. Winston Herrera y sus buenos recuerdos de las 1500 botellas o más, la fotografía y el baloncesto. También nos acompañaba Jorge Dejo quien disfrutaba de las ocurrencias de Armando, éste, nos invitaba a Chiclayo que es su centro de operaciones. Otro de los integrantes era David Medrano, que según sus compañeros, reapareció después de tiempo y lo invitaban para que perteneciera a su grupo Yahoo mientras Chano Buendía reía a diestra y siniestra y que cuando Benjamín y yo nos retiramos de la mesa, él se levantó emocionado junto a sus compañeros y cantaban el himno del colegio como lo hicieron tantas veces en su Alma Máter y lo seguirán haciendo a través del tiempo porque ellos saben claramente que SER CLARETIANO ES SER CADA DÍA MEJOR. A través de ellos saludamos a los integrantes de esta maravillosa Promoción que siempre nos hace recordar que el colegio es grande porque ellos son grandes también.