jueves, 10 de marzo de 2011

ACCESO CORRECTO

La riqueza del idioma griego y latino incrementó las palabras de nuestra lengua. Nuestros incas le llamaron “simi” a la lengua y al idioma que ellos hablaban, “runa simi”. Este mundo que nos toca vivir durante varias horas al día empieza con dos palabras mágicas donde una de ellas  es dactylo y la otra, es “digitus”. El significado de ambas es “dedo”. ¿Qué tiene que hacer un dedo en nuestras vidas profesionales?...mucho, me contesta el Dr. Larios, en base a la experiencia médica con el paciente Leopoldo Merino. Es por eso que le preguntamos a nuestro galeno querido.
¿Será el dedo acusador por haberme comido dos platos? , refunfuñó un comensal del almuerzo,  por el cumpleaños del Padre Director. De ninguna manera, opinó Pepito Correa, el nuevo escanciador del vino divino de los dioses. El problema es otro, dijo Navarrito, mientras degustaba un pan con chicharrón y camote. El músico se explayó para narrar su mundo esotérico:
“Todo empezó cuando un lunes temprano, llegué al colegio a las seis de la mañana. La puerta estaba abierta…y en el fondo te vi. Sonó un timbre. Yo no sabía de dónde procedía ese sonidito perturbador. ¿Será de la Habana?, me decía mi conciencia salsera. Volvió a sonar, me puse en guardia. Le pegué un mordisco a mi pan con camote y chicharrón y empecé a cantar en voz baja-En el barrio la Cachimba, se ha formado la corredera…-otra vez la dichosa interrupción. Sentía como si fuera el piccolo de un duende que tocaba muy cerca de mí. Cambié la tonada y arranqué con Virgen de las Mercedes, patrona de los reclusos…me acerqué al reloj y puse el dedo para registrar mi asistencia…”naranjas huando” y con la sed que tenía se me vino a la mente aquella canción que me enseñó mi compadre espiritual Manuel León Hipocresía, morir de sed habiendo tanta agua…intenté otra vez y las lucecitas que están cerca a la puerta, parecían reírse de mí. ¡Ah caramba!, Esto es serio. Me miré el dedo pulgar, no había huellas digitales. Yo creo que es con el índice, pero cuando intentaba colocar el dedo, se desviaba hacia otro lado y me señalaba la imagen de la Virgen. Ella sonreía. Yo estaba asustado. Intenté con una bella canción para que me perdonara el pecado de la gula. Como estaba tan nervioso, acabé el sanguchito del Kyo y levanté mi registro aflautado para alcanzar la nota de  Ave Maria  gratia plena…y nada. Me miré el dedo mayor y sentía que me insultaba en Inglés. Con todo el bagaje anglosajón que llevo dentro de mí, le dije al dedo mayor Take it easy. Cuál sería mi sorpresa que en aquel dedo grande tampoco tenía huellas. …Que no quede huellas que no que no, que no quede huellas, se registraba en mi mente. Fue entonces que en mi desesperación grité “¡Toño…Toño! Nadie acudía en mi ayuda. Acudí al cordial, soy un hombre perdido, tampoco había huellas. Me imagino que de tanto tocar y tocar o de mucho comer y comer, mis huellas se habían borrado. Me quedaba el meñique y miré al último dactylo para ver si estaba mi salvación. Saqué mi lupa y empecé a ver el meñique con intención febril. Mi alma volvió al cuerpo. Sí tenía huellas. Hice la señal de la cruz. Coloqué el dedo en el reloj y esperé…esperé y el reloj me contestó con una risa mefistofélica INTENTE DE NUEVO.

martes, 8 de marzo de 2011

La Ñ y la vida del vecindario

¿Se acuerdan de aquella señorita regordeta, con los pies firmes y un bello sombrerito o virgulilla que causaba una sonrisa a las flacas como la “l”, la “i” que estaban siempre en el gimnasio. A decir verdad, esta señorita copiosa por naturaleza y con su sombrero coqueto no era muy bien recibida cuando aparecieron las computadoras. Algunos malvados personajes de habla inglesa, querían desaparecerla. ¡Oh!, eso es un crimen, dijo su vecina, la “o”. “Apiádate de nosotros manifestaron la “m” y la “n”, sus hermanas,  que también eran gorditas y sanas. María, Madre mía, oraba la “m”. No puede ser, gemía la “n”. Los jueces gramáticos y los lingüistas, sugirieron que se emplee una forma matemática para que salga la “ñ”. La “Q”, que tiene poca familia en el diccionario, le brindó su apoyo porque ella también sufrió mucho.
¡Qué hermoso es cuando los amigos y familiares son solidarios! Dijo la “a”. La amistad y el amor que son palabras creadas por Dios y que yo las registré en el banco del diccionario nos ayudarán bastante. La “ñ”, había enflaquecido. La lluvia empezó a caer y ella se refugió en la “T” que tenía un paraguas incorporado. Tonta de mí sollozaba la damita del sombrero. Los ingleses me acosan, pero tomaré fuerza a través de mis riquezas que son las palabras de mi entorno. Le pediré a Óscar que me preste a su ÑAÑO que es fuerte para que me sirva de guardaespaldas. Me teñiré el sombrero para estar más guapa. Es el año de un gran sueño y acompañaré a mis hermanitas del abecedario. No hay que echar más leña al fuego. Subamos a la peña y calmemos el llanto del niño. Con un jugo de piña, basta y a jugar con los versos como lo hacía doña Cañona de la rica caña…
                                   Nací en la España 
                                   Y en La Coruña
                                   Bebía caña
                                   Tenía cuña
                                   Usaba moño
                                   De traje añeja
                                   Casa de antaño
                                   Vida de hogaño
                                   Usaba armiño
                                   Mostraba el puño
                                   Me daba el baño…
Así jugaba con la protección de mi vecindario y recibía ayuda de mis amigas que aunque te rías,  es la verdad.
La A, me brindó su casita.
La B, me enseñó la base para una casa de dos pisos.
La C, se convertía en tobogán para divertirme cuando era niña.
La D, me daba sombra, cuando el sol arreciaba.
La E, me servía de trampolín para bañarme en el río.
La F, me prestaba el segundo piso de su casa para columbrar el horizonte.
La G, lúdica y pensativa.
La H, fortalecía mis brazos con su barra fija.

La I, me animó a la palestra.
La J, sentada de tanto jugar.
La K, pituca y racista.
La L, me enseñó geometría.
La M, es mi hermana mayor.
La N, un poco renegona. Siempre dice ¡Nooo!
La O, rica, tiene muchos bienes, pero es solterona. Necesita de alguien que sea alto apuesto como el  “1”.
La P, me enseñó el arte de la guerra.
La Q, sufrida y valiente. Tiene pocos parientes.
La R, ruidosa y bailarina.
La S, practica danza y aeróbicos. Las personas que la envidian dicen que espera un bebé.
La T, siempre solícita cuando llueve hasta que escampe.
La U, duerme “patas arriba”. Es soprano de coloratura. La X, gusta de filosofar; la y, lavandera y la Z, metida en el mundo de la política.
Regresaré pronto. Ya estoy en las computadoras. Creo que me dedicaré a la política. No seré tan liberal como zeta quien hace poco ha tenido un juicio con los integrantes de la DRAE. Ellos quieren que ya no se llame Zeta, sino “Ceda”. Los haré zapatear-me dijo mi amiga que vive en el extremo del pueblo-. Toño, circunspecto y misterioso con sus lentes me dice que yo soy conservadora porque siempre ando con mis sombreros. Si supiera que me protejo de los rayos solares. Carole y Luz Marina me han regalado cremas contra el sol y saldré adelante. ¡Qué coño!, diría mi tío Añaños que tiene su fábrica de gaseosas. Doy gracias al Señor y me retiro pacíficamente sin riña ni maña.

                                                           La señorita Eñe

¡ Las papas queman ¡

Esta expresión popular es muy usada en nuestro país. Mayor razón, si empleamos la palabra “papa” que es originaria de nuestra América. Aunque los españoles, cuando vieron el camote y preguntaron qué era, le contestaron “batata”. Al final, esta palabra pasó como patata y en Inglés: potato. Lo importante es que nosotros la llamamos hasta ahora “papa”, a pesar de su variación polisémica. Las papas queman en muchos lugares, porque algo está pasando.  En verdad, ¡Las papas queman! , pero en el mundo de la ortografía. La Real Academia de la Lengua Española, ha publicado su nueva ORTOGRAFÍA y en un afán un tanto caprichoso, ha realizado sus nuevos cambios que no han sido aceptados por muchos estudiosos, entre ellos el escritor Julián Marías, académico de la RAE. Hasta el 15 de diciembre del año 2010, la realidad era otra. Un huayco de palabras cambiadas caerá sobre nosotros que no estamos enterados del todo.
Tenemos que agradecer al colegio que a través del Cordinador de Comunicación nos ha enviado a un curso sobre Ortografía Crítica dictado por la profesora Luisa Portilla Durand. Yo me pregunto, ¿Qué pasará con aquellas personas que no están enteradas de estos cambios? Es honesto reconocer que los cambios realizados desde 1999 hasta antes de la nueva Ortografía, formaba parte de nuestro desconocimiento en la mayoría de nosotros. Qué diremos de los cambios de 1959 (esto va para los Dinos). Los monosílabos como fue, fui, vio, dio, ti da, fe, di (tal vez me olvide de alguno) no llevan tilde. En cuanto a las mayúsculas, hace mucho tiempo que se tildan las mayúsculas. Los que leen periódicos de cincuenta céntimos se van a encontrar con muchos errores. Mejor no los leemos y nos esperamos algunos días para leer un buen periódico.
Sabemos que la ortografía no es una de nuestras virtudes y que seguimos empleando el gerundio como futuro. Esta fantasmagórica expresión “tienen que tener” bombardea nuestro cerebro constantemente a través de algunos de nuestros expositores y nos produce un letargo que podríamos evitarlo si usamos Deben tener (como obligación) o deben de tener (como posibilidad).
El sonido de “currícula”, es plural y tiene un dejo intelectualoide.  La conjunción adversativa sino, no podemos pronunciarla como aguda (sinó), porque es incorrecta. Se ha hecho mecánico y lo llevamos como un estigma que no lo queremos desterrar de nuestro léxico. En cuanto el Himno Nacional, todavía se escucha decir “que de la patria” y con mucho rfespeto entonamos “su luce…su luce…el sol. En esa situación, el sol va a continuar castigándonos con sus maléficos rayos ultravioletas por no entonar bien nuestro Himno Nacional, además de quitarle brillo a su resplandor y fuerza.
 Nos fascinan los verboides que son sustantivos, adjetivos y adverbios, y los usamos como verbos. ¡ Qué dirá el Padre Claret ¡ desde el cielo,  que en nuestra capilla, tenemos una hermosa expresión : Claret un joven como tu. El pronombre “tú”, lleva tilde para diferenciarse en sus funciones del adjetivo TU. Por lo tanto, sería mejor que escribiéramos “Claret, un joven como tú”. Así, nuestro San Antonio María Claret y Clará, va a estar contento.
Tenemos que desarrollar el efecto multiplicador con nuestros compañeros de trabajo para ponerles al corriente de estos cambios, algunos de los cuales no nos convencen como por ejemplo la “o” entre números ya no va a llevar tilde que la diferenciaba de los ceros, por ser átona. Pobre los niños porque se van a confundir con esta letra que tenía un sombrerito para protegerse del sol y los ceros.  Sin duda, todavía se cree que la ortografía es sólo para los profesores de Comunicación. ¡No!, ¡Por Dios!...es para todos nosotros. Es cierto que los estudiantes de antes, que vienen de colegios nacionales y si es de la especialidad de Ciencias, tienen mayores tropiezos con la Ortografía. También es cierto que la mayoría de los profesores de comunicación vienen de colegios nacionales, pero su ortografía es mejor. Ellos y ellas pueden ayudar a sus compañeros y compañeras de otras Áreas. Sin embargo, el problema, subsiste. Leemos programas, documentos oficiales, invitaciones, tarjetitas cariñosas de recibimiento a una oración o conferencia, pero con errores. Dejamos nuestros errores en las pizarras, a pesar de la bella caligrafía que tienen muchas amigas.  Encontramos relaciones de nombres de los trabajadores y con cambios arbitrarios o mal escritos. Los periódicos murales son castigados con palabras mal escritas que si fueran veneno, muchos terminaríamos envenenados. Si  de las serpientes, tomamos su veneno y buscamos el antídoto. De nuestras palabras mal escritas, no hay mejor antídoto que  los libros que según Javier Heraud, poeta peruano, se han hecho para ser leídos.
Siempre hay un remedio para este mal y no es necesariamente “devorar” el nuevo libro de Ortografía, sino LEER buenos libros. Nunca es tarde para hacerlo. Consultar el diccionario y escribir, nos va a ayudar bastante. Entre los profesores y profesoras que les pueden ayudar están los profesores Wilson, Jorge Díaz. Emilio, Leidy, Julio Córdova, Gladys Villanueva, Aurelio Alegre y otros más que les pueden ayudar tan bien como los primeros.
                                                                       ¡Buena suerte!