A veces, no
sabemos si hablar en serio, o conversar en broma. Lo cierto es que las
reuniones que tenemos, unas son muy importantes y otras no. Puede ser la hora
de la reunión, la voz de los expositores, el cansancio de los oyentes o las
formas de presentar un tema o tal vez el uso indiscriminado de los celulares
modernos.
Tengo que
confesar que el vídeo sobre la disciplina que vimos, nos mantuvo atentos a unos
y despertó a otros. Tiene mucha razón este expositor que nosotros en el Perú lo
reconocemos cariñosamente como “el chinito”. No importa que sea grande o
pequeño; que sea coreano o japonés, con tal que no sea paisano de Kim Yong- un,
porque a nosotros nos gusta la PAZ. La bendita costumbre-porque no puedo
decirlo de otra manera- de llamar “chino” a un japonés que nos gobernó con la
ayuda de Montesinos, me parece aterrador. Ahora los niños ya no le temen a un
sujeto afroamericano sino a un personaje “jalado”. Cambiamos los nombres a
nuestra regalada gana. El ají de gallina, es de pollo. El ají verde, es anaranjado.
El cebiche de corvina es de tollo. “El culto público”, es analfabeto funcional en su mayoría.
Nuestro coordinador de Comunicación es de Huancaspata (La Libertad), pero la
mayoría le dice “Chino” y sus ancestros son japoneses. Esa tendencia racista de
llamar a nuestros compañeros afroamericanos, “colorados” es un chiste de otro
color. El día lunes a nuestro cantante oficial del himno, le salió un gallo y
el profesor Luis Arévalo, reclamó que el único gallo del galpón es él. No sé si
saboreamos nuestro idioma cuando a una profesora de Educación física le decimos
“rusa”, y lo único extranjero en ella
son los cigarrillos americanos que fuma.
A nuestro
amigo Ýlder lo asociamos con un alemán y él es peruano. Nuestro recordado
Benjamín Rebolledo era reconocido como
francés y la disciplina que es un factor imprescindible en los japoneses
tiene muchas maneras de apreciarse. Si viene como una exigencia desmedida,
nosotros sabemos que la ley no ampara el abuso del Derecho. Si pensamos como
Aristóteles que unos han nacido para mandar y otros para obedecer, estamos en
regresión y nos acercamos a la edad esclavista. Si vivimos de fantasías y
soñamos que somos los mejores, al momento de despertarnos, comprendemos que la
realidad es otra. Si trabajamos con honestidad, sin abusar del recurso humano y
con un buen sueldo, avanzaremos. Nuestro lema lo dice claramente.” Ser
Claretiano es ser cada día mejor. “
He leído
las encuestas que nos han enviado por correo y me ha permitido interpretar los
resultados, tanto en Inicial, Primaria y Secundaria. Tiene razón el Padre
Director cuando nos dice a manera de reflexión que la encuesta no es una
amenaza. ¡Claro que no es una amenaza!...Es la percepción de los usuarios. Esta
percepción en muchos casos tiene relación con las notas. Sabemos de antemano
quiénes son los más castigados por el porcentaje entre Inicial, Primaria y
Secundaria. Sé que a muchos les incomoda lo que significa ser un buen
trabajador. Para tantos Padres de Familia, si los hijos tienen notas altas…buen
profesor. Si tiene notas bajas, mal profesor. Las oportunidades de mejora van
para todos nosotros, desde el trabajador que está en la puerta de entrada hasta
nuestro Padre Director. Trabajadores de Servicio, Administración, Profesores,
Coordinadores, Auditores, Subdirectores y nuestros clientes. Felicito al Padre
Director por su honestidad en manifestar una honda preocupación. Todos
empujamos el carro. No basta decir que hay preocupación; tenemos que poner el
hombro y ser conscientes que todavía hay un camino que recorrer. Debemos
superar las críticas que muchas veces las consideramos negativas y a quien las
dice, enemigo del sistema. Si tendemos a la obsecuencia y a la prohibición a la
actividad de pensar, vamos a retroceder. La crítica, aunque duele, es saludable.
En el mundo de la dialéctica, la oposición genera mejoras. No es bueno defender
un status que puede estar enquistado y que obliga a cambiar. Todos tenemos
mucho que cambiar y las actitudes saludables mejora el ambiente. Reconocer
nuestros errores nos ennoblece. Qué agradable ver a nuestros compañeros recibir
su diploma con el aplauso de sus compañeros y
compañeras, en el auditorio. ¿Qué les parece si tu diploma lo recibes en
los servicios higiénicos?... ¿Es de Ripley?... ¿Es secreto? …o es la ficción que
bien le hace a la literatura y a la vida.
Siempre
tenemos que recordar que ser Claretiano es ser cada día mejor. No hay amenaza
como dice nuestro Jefe. Debemos mejorar porque tenemos espíritu de ganadores y
trabajadores responsables. No es bueno el acoso si es que existe. Algunas veces
se menciona un nombre y es como si se viera al diablo. Tratándose de diablos y
fantasmas, los únicos que todavía quedan en estos intramuros son los fantasmas
que tienen mucha sed y se alimentan de los alimentos que los buenos amigos
dejan en la refrigeradora u otro lugar de nuestro comedor.
Llega a mi
memoria una canción de antaño que reza así: “Hipocresía, morir de sed habiendo
tanta agua…” .
¡Muchas
felicidades en el Mes de las Letras!
Eddy
Gamarra