Los chicos y chicas de Segundo año esperaban el momento preciso para partir. Ya estaban en formación. Los ómnibus estaban listos para partir. Algunos profesores no tuvimos tiempo de tomar desayuno y llegó el momento de partir. Me tocó un carro donde se acomodaron los estudiantes de Segundo año “A” y quince alumnos y alumnas de la sección “B”. Generalmente cuando viajan de paseo, los alumnos se acomodan al final del ómnibus, pero aquí fue diferente. Eran las chicas quienes estaban en los últimos asientos del vehículo. Menos mal que no hubo música ruidosa. La mayoría estaba con sus juguetitos y algunos conversaban; otros comían y comían.
A pesar de que el conductor nos llevó sin mucha prisa ni tan lento, fuimos los últimos en llegar. La mayoría estaba instalada. Los chicos como Arana, Angelo, Marco y otros, en la cancha de fulbito. Alejandra Bacigalupo y su grupo, en la piscina. Carol y Diana saltaban en el canguro mientras que Zavala buscaba a una amiga para conversar de la vida. En la piscina Gárate realizaba sus saltos ornamentales, Hinostroza perdió una uña y El nadador Hidalgo Motta se regodeaba y retaba a sus amigos a una competencia natatoria y con ventaja. María de Fátima, Nathalie, Pierina, Verónica y sus amistades jugaban al vóleibol. Morán y Williams preguntaban a qué hora era el almuerzo. Andrea Garcés y Katina Kalinicos paseaban alegremente por el club. El profesor Javier Arévalo jugaba fulbito con los chicos. Nuestra sicóloga Motta recibía llamadas en su celular .El profesor Mario Miranda y el profesor Pinto le dieron los primeros auxilios a nuestro alumno Hinostroza. La profesora Karlita y la profesora Ana María Beltrán conversaban con las chicas de Segundo año y ellas las escuchaban. Es importante saber escuchar y obedecer. A propósito de obedecer, Adriano, Andoni, Franco, Gonzalo Ríos y otros jugaban y para no perder la costumbre y la rutina, discutían y se enfrascaban en conversaciones bizantinas propias de su edad.
Un grupo de niñas como Claudia Garavito, Lubitza Lombira, Ximena Ávila, Nicole Pinedo estaban sentadas en el pasto y comían sus loncheras y helados. Con gusto, pero el primero que se sirvió fue Harold porque a la hora del almuerzo no hay necesidad de hablar tanto. Lo que importa es guardar silencio y comer. Mientras tanto, conversábamos con el Profesor Pinto-en español- y el profesor Palacios aplicaba unas fórmulas matemáticas acerca del perímetro del club y la caída de los rayos solares sobre nuestros cuerpos.
Algunos chicos y chicas estaban cerca de los carros y jugaban tenis de mesa y billar. Los más contentos de mis muchachos eran Zavala, Camilo, César García y Vite. No sé por qué. Cuando veía a mis alumnos jugar, me di cuenta que no estaban todos. Extrañaba la presencia de Jesús Alfredo, Esteban, Adrián que son unos angelitos…cuando duermen. Tampoco fue Silvana, Alexandra Nati y Romina Ticona. Me dice la tutora de la sección “B” que solo fueron 21 chicos. Lo ideal es que vayan todos, sin embargo fue un paseo inolvidable para todos.