viernes, 28 de octubre de 2011

PASEO DE INTEGRACIÓN



Desde muy temprano llegaron al colegio los alumnos y alumnas de los diferentes años de secundaria.
Los chicos y chicas de Segundo año esperaban el momento preciso para partir. Ya estaban en formación.  Los ómnibus estaban listos para partir. Algunos profesores no tuvimos tiempo de tomar desayuno y  llegó el momento de partir. Me tocó un carro donde se acomodaron los estudiantes de Segundo año “A” y quince alumnos y alumnas de la sección “B”. Generalmente cuando viajan de paseo, los alumnos se acomodan al final del ómnibus, pero aquí fue diferente. Eran las chicas quienes estaban en los últimos  asientos del vehículo. Menos mal que no hubo música ruidosa. La mayoría estaba con sus juguetitos y algunos conversaban; otros comían y comían.
 A pesar de que el conductor nos llevó sin mucha prisa ni tan lento, fuimos los últimos en llegar. La mayoría estaba instalada. Los chicos como Arana, Angelo, Marco y otros, en la cancha de fulbito. Alejandra Bacigalupo y su grupo, en la piscina. Carol y Diana saltaban en el canguro mientras que Zavala buscaba a una amiga para conversar de la vida. En la piscina Gárate realizaba sus saltos ornamentales, Hinostroza  perdió una uña y El nadador Hidalgo Motta se regodeaba y retaba a sus amigos a una competencia natatoria y con ventaja. María de Fátima, Nathalie, Pierina,  Verónica y sus amistades jugaban al vóleibol. Morán y Williams preguntaban a qué hora era el almuerzo. Andrea Garcés y Katina Kalinicos paseaban alegremente por el club. El profesor Javier Arévalo jugaba fulbito con los chicos. Nuestra sicóloga Motta recibía llamadas en su celular .El profesor Mario Miranda y el profesor Pinto le dieron los primeros auxilios a nuestro alumno Hinostroza. La profesora Karlita y la profesora Ana María Beltrán conversaban con las chicas de Segundo año y ellas las escuchaban. Es importante saber escuchar y obedecer. A propósito de obedecer, Adriano, Andoni, Franco, Gonzalo Ríos y otros jugaban y para no perder la costumbre y la rutina, discutían y se enfrascaban en conversaciones bizantinas propias de su edad.
Un grupo de niñas como Claudia Garavito, Lubitza Lombira, Ximena Ávila, Nicole Pinedo estaban sentadas en el pasto y comían sus loncheras y helados. Con gusto, pero el primero que se sirvió fue Harold porque a la hora del almuerzo no hay necesidad de hablar tanto. Lo que importa es guardar silencio y comer. Mientras tanto, conversábamos con el Profesor Pinto-en español- y el profesor Palacios aplicaba unas fórmulas matemáticas acerca del perímetro del club y la caída de los rayos solares sobre nuestros cuerpos.
Algunos chicos  y chicas estaban cerca de los carros y jugaban tenis de mesa y billar. Los más contentos de mis muchachos eran Zavala, Camilo, César García  y Vite. No sé por qué. Cuando veía a mis alumnos jugar, me di cuenta que no estaban todos. Extrañaba la presencia de Jesús Alfredo, Esteban, Adrián que son unos angelitos…cuando duermen. Tampoco fue Silvana, Alexandra Nati y Romina Ticona. Me dice la tutora de  la sección “B” que solo fueron 21 chicos. Lo ideal es que vayan todos, sin embargo fue un paseo inolvidable para todos.

jueves, 27 de octubre de 2011

Yasmina

Podría ser otro nombre, pero me gustó este porque se adecua al personaje que saluda cuando la luna está en su fase de cuarto creciente o menguante y no saluda cuando hay luna llena. No sé si será el crepúsculo o la luna nueva o tal vez Eclipse o amanecer, pero lo cierto que es un rostro encantador o misterioso que pasea su figura etérea por los pasadizos sin distraerse por la tole tole de los niños de la escuela ni las miradas lascivas de los mayores. Hace unos días me  contestó el saludo y su sonrisa misteriosa  lanzó una mirada de hasta nunca mientras yo buscaba el ahora.
No deja el celular, siempre vestida de negro. Alta y el corto cabello azabache que marca su territorio a través de su arabesca figura. Dibuja el silencio con sus manos largas y pronuncia una mágica palabra a través de sus labios carnosos . Carga sobre su pensamiento no sé si una cruz o tal vez la media luna que produce en su rápido caminar un estigma de alguna secta del medio oriente en el estío.
Parece que su atribulado  corazón cuadricula la selva de asfalto. Sus bellos ojos negros se tornan extraños, belicosos. Su rostro cambia de la seriedad a la tristeza; de la ternura a la frialdad; de la cálida palabra al silencio. Casi no tiene amigos. Lo más cercano al mundo que vivimos es su saludo y no digo más. De repente un Salema aleikhun…Aleikhun salema le robe una sonrisa, porque la sonrisa de Yasmina es enigmática, absorbente, puede petrificar tu mirada, atacar tu esmirriado interés y deshacer tu corazón en copos de algodón o en un hielo en un ambiente de cuarenta grados de temperatura para quedar en nada. Sin embargo Yasmina parece arrastrar un amor inveterado que la atormenta cada día y que no tiene mirada para nadie sino para el viento y las nubes Se atreve a construir a la luz de la luna una imagen licántropa que recorre por todos los rincones de su cerebro aunque los nuestros se queden vacíos.
Yasmina es del viento o el desierto. Pertenece a la luna llena donde los lobos  aúllan una canción de la naturaleza. Su belleza trágica atrae en la noche mientras el crepúsculo desaparece y solo quedan la luna y yo.