viernes, 5 de noviembre de 2010

LA CENA CLARETIANA


No sé si será una buena o mala costumbre el llegar temprano a una reunión. Lo cierto es que llegué antes de las ocho de la noche. No estaban los amigos de la Comisión, pero sí estaban Martina y Marthita. Ellas esperaban fuera del hotel y las invité a pasar. Nos acomodamos en un sofá grande y mullido. Había silencio. Frente a nosotros , un piano silencioso esperaba como nosotros la hora señalada. El piso reluciente y unos turistas chinos que ingresaban con una ropa muy juvenil y sencilla. Me acordé de Emilio que aquel día iba a celebrar sus veinticinco años. Ojalá no se emocione tanto y las lágrimas fluyan de sus ojos. A medida que pasaban los minutos,  llegó Gladys y el silencio desapareció como por arte de birlibirloque. Estaba muy guapa y en menos de treinta minutos nos contó la historia de Trujillo y su mundo social. Ah, por cierto, también llegó temprano la profesora Mauricci : -belle de jour, belle de nuit- diría nuestro amigo Sancy quien aprecia mucho la belleza femenina.¡Quién no lo iba a hacer!...Yo creo que nuestra amiga Gladys es una auténtica cuentacuentos y nosotros, sus oyentes.

Cuando arribó Mechita-de mis ensueños- esta muñequita seductora cuya juventud nos atesora todo un mundo de esplendor…empezó la fiesta sin necesidad de vino y de música. Marthita y Martina escuchaban a Gladys que había proyectado un viaje a una ciudad de la selva que si la divido en dos, me van a causar malestar. Sin embargo, la ciudad es muy hermosa a pesar de su nombre. El tiempo pasa…nos vamos haciendo viejos…y llegaron Héctor, Élber, Chicho y Chacho. Sancy con su particular saludo : Bon soir Madame et Monsieur. Otros profesores de Primaria ingresaron al hotel y un sonoro Allinllachu se escuchó en la sala de espera. De repente ingresó Emilio y pronunció con toda la fuerza de sus antepasados : Ojaio gosaimasú. Los anfitriones del hotel lo invitaron a pasar a una sala contigua donde los turistas chinos y japoneses tenían su cena. Lo pude rescatar a tiempo para que disfrute de la buena comida que los chefs del Mellia habían preparado para los claretianos en su día.

         Cuando ingresamos al amplio salón, las mesas estaban listas. Cada uno ocupó su lugar. Había mesas separadas con diferentes nombres. Cada año aumentan los nombres. Donde no hay nombres, no importa. Ésta es la mesa de los Dinos, aquélla es la mesa las chicas de Primaria; la otra de las profesoras de Inicial que estaban bellísimas. Más allá Administración. Servicios en otra mesa, educación Física en su lugar. Los que llegan tarde en una mesa y otras más.

         Zoila, Teo, Emilio y Delia-que no la vi- fueron reconocidos por sus 20 y 30 años de Servicios. Ellos agradecieron muy emocionados y el público los aplaudió.
El Padre Ronel y un integrante de los Padres de Familia hicieron uso de la palabra y la gente aplaudió su intervención.

         Ya me había comido varios panecillos con mantequilla y un poco de agua . El conjunto de Manuel León estaba listo y la música empezó a sonar y sonaba bien. No había bebido una copa de vino y observaba a nuestras compañeras que estaban muy guapas. Unas de verde y otras de negro. Con vestidos o pantalones blancos o rojos. Toda la teoría de los colores de Goethe  se encontraba en la ropa de nuestras bellas mujeres : ¡Salud!

         Como celebrábamos el Día de la Canción criolla, continué con la canción …”el misterio de tus ojos ha turbado todo mi canto y hace nacer en mi llanto una esperanza de amor”…Élber protestó y dijo que era Halloween, el cuy soltó una carcajada y chacho se atoró con el humo de su cigarrillo. Cuando Jurissam, Rosita, Janet, Carol y todas las chicas de Primaria salieron a bailar solas, nos olvidamos del problema y nos fuimos a bailar también. La música estaba excelente. Navarrito estaba tocando su trombón, pero cuando invitaron a que se sirvan el buffet, ya no quiso tocar :”Primero la salud” dijo en buen cristiano y se fue a formar su fila para degustar algunos de los cuarenta platos además de postres y frutas que ofrecía el Hotel.

         Élber sacó los gorros, antifaces, silbatos serpentinas y todo el cotillon para demostrar que era el día de los monstruos. Sancy, que había bebido su primera copa de vino cabernet sauvignon lanzó las primeras notas de un vals que dice así: “Si tú me quisieras/yo te haría un nido/con alas prestadas/de azul mariposa…varios de los Dinos acompañaron este vals mientras la salsa hacía lo suyo y las parejas de distintas mesas bailaban con alegría alguna canción de amor.

         Entre las chicas que se divirtieron hasta el final estuvieron Cecilia y Janet, Nancy-de secretaría- Pilar, Motta, las chicas de Inicial ( No sé sus nombres ) y todos los hombres que estuvimos en esta cena y que extrañamos la presencia de un gran amigo: Jorge Tovar.

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