Cuando era niño, me imaginaba a San Pedro con unas llaves grandes para poder abrir las puertas del cielo. Le tenía respeto a Simón y a la palabra” piedra” , porque con ella se iba a edificar la Iglesia. Durante años no me dieron llave para entrar a la casa porque era muy pequeño e irresponsable. Había que tocar el timbre, aunque mi abuelo Mariano nos contaba que ellos tenían que golpear unas aldabas de metal en forma de puño o león, en fin, para que nos puedan abrir la puerta.
Cuando recibí las llaves, empecé a llegar tarde. Ya estaba en la Universidad, tenía muchos amigos-la mayoría del norte- quienes eran bohemios, estaban de pensión y podían trasnocharse con toda la libertad del mundo. Ellos tenían su llave; yo la había perdido por llegar tarde.
Empecé a interesarme por la música donde las llaves de sol o fa recibían la denominación de clave, una palabra polisémica que se encontraba al inicio del pentagrama y que la encontré tantas veces cuando alguna vez, en el Instituto Bach me enseñaban solfeo hablado o cantado, además del instrumento.
Este mundo musical lo fui identificando con algunos personajes transfigurados en figuras como Navarrito que podría ser la redonda; Oswald que bien podría identificar a la blanca. La figura más familiar, la negra, con Angelito, porque es flaquito; la corchea con Roberto; la semicorchea con mis cabellos cuando están largos y las fusas y semifusas con aquellas damitas de cabellos largos como la plica y que son espigadas y mantienen la línea.
Las llaves del comedor ya fueron entregadas por nuestra administradora. Solo falta tratar bien a los microondas. Desterrar limones de semanas, botar restos de pastel, pizza, ají pasado al tacho y mantenerla limpia y sin cambiar el orden de los “tapers”. Si mantenemos la puerta cerrada…bien
No todas las puertas deben permanecer cerradas, en especial las puertas del corazón. Nos dice “Yacón” porque el amor es una cosa esplendorosa. Sin embargo, el soltero más codiciado, se pasea orondo e insoportable con su carrito rojo y las llaves para abrir su corazón , si es que se pasa de tiempo, será ofrecida a remate, al martillo. Son cosas de la vida.
En este mundo ecológico de papeles …tan solo papeles…suena a lo lejos la melodía de Carmita Jiménez al estilo de los cursos de La Pacífico que no sé qué pasó. Por lo menos a los cuatro o cinco que luchábamos y que a pesar de estar un poco avanzados que los demás, se nos concedió la certificación del silencio y el aumento de la indiferencia.
Necesitamos llaves…sí. Ordenar la casa como reza la jornada que nos invitaron y que fue dirigida por el equipo de Psicología…también. Sócrates acuñó una frase que dice “Conócete a ti mismo”. Reconoce tus fortalezas y en especial tus debilidades para que tu pueblo esté contento.
Agradecemos al equipo de Motta, Verónica, Pilar, el invitado Luis, y todos aquellos/as que hicieron posible la jornada. Ojalá que se saquen conclusiones, que se inviten a profesores y otros trabajadores para dialogar sobre puntos neurálgicos y que será bueno para un organismo enfermo como el clima laboral…Pero no llamen a Garrick, el actor de Inglaterra.
| Hasta pronto
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