La mañana
como todas las de esta primavera gélida,
llegué al colegio muy temprano, gracias a Chicho que me trae en su coche.
Empecé a mirar mis libros que están en un estante cerca de la mesa donde
trabajo y a medida que pasaban los minutos, llegaba Hilda, Ýlder, Melissa y
Lisset. Después arribaban Carola, Cecilia y otros compañeros que frecuentan la
Sala de profesores. De repente, suena el timbre y nos dirigimos a la capilla.
La siguiente estación es el coliseo. Nos vamos allá. Están casi todos: Inicial, Primaria y
Secundaria. Empiezan las dinámicas que nos mantienen despiertos. Yo estoy un
poco dormido porque me pasé casi toda la noche leyendo Juego de tronos. Sin embargo, veo a todo el personal contento. El
trabajo de Abelardo y su equipo nos mantiene como el té de Chandragupta, es
decir, despiertos. Escribo en primera persona plural, pero, en verdad, yo
bostezaba a cada rato, no porque me aburría, sino por las razones expuestas y
mi fascinación por el sueño.
Los juegos
de colores nos ubicaron en diferentes grupos. Yo pertenecía al grupo marrón y
había grupo de diversos colores como el azul, rojo, amarillo, verde, etc.
Espero no confundirme, pero en mi grupo estaba Katherine, Jorge Díaz, Edel,
Jorge Pacheco, Danny y alguien más. Nos dieron en un sobre fragmentos en hojas
blancas sobre la vida del Padre Claret. Nos sentíamos un poco avergonzados por no recordar con certeza las fechas
importantes en la vida de nuestro santo patrono. Sin embargo, recursos son
recursos. Ya teníamos el papelógrafo y lo doblamos en dos partes. Nos dieron un
plumón y a trabajar se ha dicho. Luego de un silencio por nuestra ignorancia
nos pusimos a trabajar. La tecnología no está por gusto y avanzábamos como los
otros grupos y estuvimos entre los últimos al entregar los papelógrafos. Estos
fueron intercambiados por otros grupos. Nos dieron el trabajo del grupo Arco
iris que obtuvo la nota dieciocho. A nosotros nos pusieron dieciséis. Algo es
algo dijo el gemelo de Percy.
Enseguida
nos dieron los materiales para construir un reloj, mejor que los que tuvo Montesinos
con el dinero del pueblo y superior a los relojes que muestra orgulloso a la
prensa Jefferson Farfán. Nuestro reloj era mágico y estaba hecho con amor,
coherencia, diálogo y eficiencia. De un momento a otro, empezó a caminar de
acuerdo a las citas que nosotros teníamos que planificar con las personas. Las
citas eran tanto en la mañana como en la noche. No tenía idea qué iba a
ocurrir, pero en mi somnolencia trataba de adivinar qué estaba pasando, porque
el reloj caminaba y caminaba. Cada uno tenía su reloj. Todos eran bellos y puso
a la gente en movimiento. Nuestro mundo avanzaba con preguntas y respuestas.
Después de un buen tiempo, terminamos y después recibimos la orden de
comunicarnos con los demás a una hora señalada. Fue fabuloso porque entre las
citas que iba a realizar estaban personas con quienes-en su mayoría- nunca
había tenido una conversación valiosa, importante. Nuestra población en el
trabajo, se convierte muchas veces indiferente o fría como las metrópolis, pero
gracias al reloj mágico de Abelardo, sucedió. Yo no suelo conversar con las
personas que no están tan cerca a mi entorno. Me considero un solitario, por
naturaleza a quien le agrada observar el mundo, después de haber visto el mío.
Agradezco a Dios que me ofreció la oportunidad de dialogar con Teresa, Zoila,
Guisella, la hermana de Abelardo, Gianinna Pascua, Jorge Matta y Carola. Ellos
y ellas bien se merecían un paseo en avión.
El mundo
mágico continuaba y nos dieron la oportunidad taumatúrgica de crear aviones. Se
hicieron los aviones más bellos que la fantasía de un niño pueda crear, pero,
nunca hice aviones. Lo más probable es que haya estado leyendo cuentos de hadas
que me regalaba mi padrino. A pesar de ello, me atreví a construir uno para
pasear a mis contertulios y a mis amigos más cercanos. Usé mis dedos torpes y
mirando a la derecha e izquierda trataba de robar alguna idea para construir
este avión. Cuando era estudiante de la Universidad de Trujillo, escuché a
González Viaña, escritor, quien nos comentó a un grupo de amigos que cuando
estuvo en prisión, por razones políticas, en la soledad de su celda se dedicó a
dibujar en la pared rieles, después
dibujó coches, al final dibujó una locomotora, la encendió, se subió a uno de
los coches y se fue de la prisión.
Cuando nos
pidieron que lanzáramos los avioncitos, la gran mayoría echó vuelo y se
deslizaron por los diferentes espacios del gran campo de aterrizaje del Coliseo
claretiano. Mi pesado avión apenas tomó vuelo y se precipitó a tierra. Cada
uno/a tomaría un avión, escribiría su nombre en una de las alas y lo
lanzaría para que continúe su vuelo. Nadie quiso tomar el mío, sin embargo, tuve la ayuda de una excelente
constructora de aviones que recibió con cariño mi avión y lo echó a volar. Este
avioncito con la ayuda de Katherine y otras personas, se sintió importante y
estaba orgulloso de los nombres impresos en diferentes partes de su estructura.
A medida que pasaba el tiempo, había más nombres y como el avioncito tenía
espacio para todos, aterrizó y me pidió que invitara a las personas
comprometidas a través de su nombre. Casi todos los que pusieron sus nombres en
él, subieron al avioncito, menos una persona que respondía al nombre de Anita.
Investigamos entre todas las Anas y la ubicamos en Inicial. Era la
hora de partir,
bendecimos a la disidente y nos elevamos y desde lo alto vimos a varios
trencitos cuyos pasajeros iban felices y contentos de haber pasado una jornada
de felicidad.
Don Lucas
Profesor Gamarra: Me resulta poco grato y muy fuera de lugar la manera con la que Ud. se dirige a mi persona en este blog (Teniendo en cuenta que soy la única Anita de Inicial)
ResponderEliminarEn primer lugar, porque en los ocho años que vengo trabajando en el Colegio Clarteiano-Lima no creo haber dado motivo alguno para que Ud. se tome la atribución de llamarme "la disidente" (entiéndase como disidente, a la persona que se muestra contararia a determinada opinión, doctrina, creencia u organización)
En segundo lugar, solo me limité a seguir las indicaciones (dicho sea de paso, poco claras) de Abelardo , que consistía en buscar a las personas cuyos nombres figuraban en el propio avión (por lo menos eso fue lo que muchas personas y yo entendimos)
Bajo la premisa de la indicación, si mi nombre aparecía en su avión, Ud, debió buscarme y yo, gustosamente, con el respeto que ud. merece y la buena voluntad de la dinámica , lo hubiera acogido en mi tren.
De esta manera, hubieramos evitado esta incómoda situación y especialmente se hubiera evitado, que Ud. se forme y emita juicios escritos y totalmente equivocos sobre mí.
Sospecho que este mal entendido en las pautas a seguir, se debió al sueño que traía consigo por no haber dormido lo suficiente la noche anterior.
Agradezco sus bendiciones( que más parecen todo lo contario) y de la misma manera agradezco que tenga a bien NO nombrarme bajo ningún concepto en los escritos que realice de aquí en adelante.
Priscila Arbulú Zumaeta-4to año de secundaria. Promoción 74.
ResponderEliminarCon el debido respeto, no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa en mi rostro al leer este comentario, pues realmente me parece absurdo intentar pedirle a un escritor que no escriba nunca más sobre algo o sobre alguien, ya que en ningún momento es él quien elige el tema, ¡es todo lo contrario! El tema es quien escoge al escritor. ¡Lo vuelve loco, su esclavo!
Volviendo al tema inicial, no creo-bajo ningún motivo-que mi querido profesor eddy haya escrito este artículo con el afán de dejarla en ridículo ni nada por el estilo. La intención de un buen escritor es tratar de contarle a sus fieles lectores su percepción sobre la vida y el mundo. El escritor es el ser más "cruel" y "mentiroso" porque lograr que el lector imagine cosas que tal vez no sucedieron. Pero... aceptémoslo, ¿qué haríamos los mortales sin estos dioses? ¿No son justo nuestras profesoras de los primeros años las que nos ayudan a crear nuevos mundos?
Es entonces ese mi punto de vista. No niego que en un principio dudé en publicar este comentario, sin embargo, me convencí a hacerlo por dos motivos: El primeroes que estoy en contra de cualquier clase de injusticia, como ya expliqué anteriormente, ese no fuela verdadera intención el profesor Eddy. El segundo es que este tema se trata de un profesor a quien considero un excelente maestro y mi segundo padre. Lamento si a alguna persona no le agrada esta publicación, pero así somos los escritores: esclavos de nuestros personajes, del tiempo y del lugar.
Realmente exagerada la percepción de "Anita" del Inicial
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