miércoles, 2 de octubre de 2013

LA CONFIRMA

Así la llaman los chicos, en este caso mis muchachos y muchachas de Cuarto año de secundaria. Ellos y ellas se identifican con La Promo 74. Una manera tan coloquial de llamar a las cosas sin provocar animadversión. Sábado 28 de setiembre entre el invierno malhadado que no se quiere ir y la primavera de Botticelli que espera el cambio.
También estaban los chicos y chicas de Tercer año de Secundaria. El lugar de la ceremonia era el coliseo del Padre Claret y había que llegar temprano. Con todo el problema vehicular, muchos llegaron temprano y otros-yo estoy entre ellos- llegaron tarde.
Después de tomar el taxi, ingresé por la puerta principal y tenía , por si acaso, la tarjeta de invitación que me dio Priscila, ya que ella me invitó, además de las madres del Comité de aula de Cuarto C. El patio estaba lleno de carros y me crucé con Bazalar, el campeón de Matemática y Collin, uno de mis personajes novelescos. Ellos me saludaron y se dirigían en sentido contrario. Después de leer sus bellas composiciones, sé qué problema tenían que menos mal, lo solucionaron y me lo contaron. No lo digo, porque es como un secreto de confesión y que yo respeto.
Cuando llegué al coliseo, había mucha gente en la gradería:  las chicas y chicos de Cuarto año, estaban con sus padrinos o madrinas. Ahora que he leído sus composiciones sobre la ceremonia de la confirmación, estoy enterado que algunas madrinas y familiares de mis chicos, no regresaban de la peluquería a tiempo y también sé que algunas madrinas llegaron cuando los confirmantes o confirmandos esperaban nerviosos su presencia.
Fue tan emocionante cuando yo ingresé al coliseo, no sabía dónde sentarme y mientras avanzaba, ellos y ellas se percataron de mi presencia y me pasaban la voz. Ana Lucho fue una de las primeras, también Sebastián Alarcón y tantos otros. Cuando seguía indeciso, se presentaron ante mí Silvana y Priscila. Me Calmé y recibía el saludo de muchos padres de familia que estaban en la gradería. Después, las chicas se retiraron a sus lugares en el centro del coliseo y decidí subir a la parte más alta para observar a mis alumnas y alumnos. Si yo pudiera mencionar a todos, sería maravilloso, sin embargo, por los detalles mencionaré a algunos. Una de ellas tenía los zapatos de color azulino. Eran tan altos que cuando se le cayó de las manos unos papeles, tuvo dificultad en levantarlos. Eran como diez centímetros que había crecido Harally y que había dos posibilidades: o quitarse los zapatos para poder alcanzar el papel o pedir ayuda. Al final, realizó un gran despliegue de movimiento elástico y recogió su papel.
La mayoría de las chicas habían crecido tantos centímetros que yo a su lado me sentía como un habitante de Liliput. Lo más gracioso era verlas caminar. Sus pasos era con el temor de caerse. La mirada al suelo. No había “collette”. Estaban contentas con su cabello largo. La mayoría de las muchachas con las uñas pintadas de diferentes colores y matices. Los chicos, más serios. Algunos como Velarde llevaban el mismo corte de pelo que su padrino. Otros como Juan Valdiviezo escogieron a su profesor como padrino. Bien por Juan porque había escogido a un artista que también fue mi alumno.
Entre los padres de familia reconocí a varios de mis compañeros de trabajo como Ýlder Mendieta, Luis Valdiviezo y otros. Estaban presentes, además de nuestro Padre Director, los Padres claretianos Daniel, Ricardo y el Obispo Auxiliar de Lima Raúl Chau(espero no haberme equivocado con el cargo y con el nombre). Nuestra administradora Marina Gonzales y el Coordinador Luis Alberto Sánchez estaban en la ceremonia, también
La ceremonia fue larga y valiosa. Cuando nuestros alumnos y alumnas salieron en compañía de sus padrinos y se acercaban al Monseñor, la emoción de los chicos y chicas era intensa. Ellos y ellas me lo han contado. Se sentían otra persona, diferente, con ánimo de cambiar y eso esperamos todos. A pesar de que no veo tan bien de lejos divisé a Emi Nako, Angela Torres, Luciano Gárate, Pedro Quispe, Miguelito Quispe, Romina Ticona, Luciana Gonzales, María de Fátima Silva-Santisteban, Marianita Tello, Rocío Chapilliquén, María Jimena Chumpitaz y muchas más.
Escuché el testimonio de César y Tanger. ¡Maravilloso! …Tuve la oportunidad de leer muchos testimonios; uno de ellos, el de Murillo, a quien yo llamo con mucho cariño “Tanger”. Sencillamente maravilloso, coherente, de mucho sentimiento y corazón que al momento de retirarme a mi casa, miré al cielo y le di gracias a Dios por haberme dado alumnos y alumnas como los estudiantes de la Promoción 74, con sus virtudes y defectos y con el ánimo de cambiar para ser mejores para sus padres, familiares, sus profesores, amigos y para este “ viejito de sombrero que nos habla de todo” como lo cuenta Harold en uno de sus exámenes, con mucho respeto y cariño como el que yo les tengo a todos ellos y ellas.


Eddy Gamarra

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