Así la llaman los chicos, en este
caso mis muchachos y muchachas de Cuarto año de secundaria. Ellos y ellas se
identifican con La Promo 74. Una manera tan coloquial de llamar a las cosas sin
provocar animadversión. Sábado 28 de setiembre entre el invierno malhadado que
no se quiere ir y la primavera de Botticelli que espera el cambio.
También estaban los chicos y chicas
de Tercer año de Secundaria. El lugar de la ceremonia era el coliseo del Padre
Claret y había que llegar temprano. Con todo el problema vehicular, muchos
llegaron temprano y otros-yo estoy entre ellos- llegaron tarde.
Después de tomar el taxi, ingresé
por la puerta principal y tenía , por si acaso, la tarjeta de invitación que me
dio Priscila, ya que ella me invitó, además de las madres del Comité de aula de
Cuarto C. El patio estaba lleno de carros y me crucé con Bazalar, el campeón de
Matemática y Collin, uno de mis personajes novelescos. Ellos me saludaron y se
dirigían en sentido contrario. Después de leer sus bellas composiciones, sé qué
problema tenían que menos mal, lo solucionaron y me lo contaron. No lo digo,
porque es como un secreto de confesión y que yo respeto.
Cuando llegué al coliseo, había
mucha gente en la gradería: las chicas y
chicos de Cuarto año, estaban con sus padrinos o madrinas. Ahora que he leído
sus composiciones sobre la ceremonia de la confirmación, estoy enterado que
algunas madrinas y familiares de mis chicos, no regresaban de la peluquería a
tiempo y también sé que algunas madrinas llegaron cuando los confirmantes o
confirmandos esperaban nerviosos su presencia.
Fue tan emocionante cuando yo
ingresé al coliseo, no sabía dónde sentarme y mientras avanzaba, ellos y ellas
se percataron de mi presencia y me pasaban la voz. Ana Lucho fue una de las
primeras, también Sebastián Alarcón y tantos otros. Cuando seguía indeciso, se
presentaron ante mí Silvana y Priscila. Me Calmé y recibía el saludo de muchos
padres de familia que estaban en la gradería. Después, las chicas se retiraron
a sus lugares en el centro del coliseo y decidí subir a la parte más alta para
observar a mis alumnas y alumnos. Si yo pudiera mencionar a todos, sería
maravilloso, sin embargo, por los detalles mencionaré a algunos. Una de ellas
tenía los zapatos de color azulino. Eran tan altos que cuando se le cayó de las
manos unos papeles, tuvo dificultad en levantarlos. Eran como diez centímetros
que había crecido Harally y que había dos posibilidades: o quitarse los zapatos
para poder alcanzar el papel o pedir ayuda. Al final, realizó un gran
despliegue de movimiento elástico y recogió su papel.
La mayoría de las chicas habían
crecido tantos centímetros que yo a su lado me sentía como un habitante de
Liliput. Lo más gracioso era verlas caminar. Sus pasos era con el temor de
caerse. La mirada al suelo. No había “collette”. Estaban contentas con su
cabello largo. La mayoría de las muchachas con las uñas pintadas de diferentes
colores y matices. Los chicos, más serios. Algunos como Velarde llevaban el
mismo corte de pelo que su padrino. Otros como Juan Valdiviezo escogieron a su
profesor como padrino. Bien por Juan porque había escogido a un artista que
también fue mi alumno.
Entre los padres de familia
reconocí a varios de mis compañeros de trabajo como Ýlder Mendieta, Luis
Valdiviezo y otros. Estaban presentes, además de nuestro Padre Director, los
Padres claretianos Daniel, Ricardo y el Obispo Auxiliar de Lima Raúl
Chau(espero no haberme equivocado con el cargo y con el nombre). Nuestra
administradora Marina Gonzales y el Coordinador Luis Alberto Sánchez estaban en
la ceremonia, también
La ceremonia fue larga y valiosa.
Cuando nuestros alumnos y alumnas salieron en compañía de sus padrinos y se
acercaban al Monseñor, la emoción de los chicos y chicas era intensa. Ellos y
ellas me lo han contado. Se sentían otra persona, diferente, con ánimo de
cambiar y eso esperamos todos. A pesar de que no veo tan bien de lejos divisé a
Emi Nako, Angela Torres, Luciano Gárate, Pedro Quispe, Miguelito Quispe, Romina
Ticona, Luciana Gonzales, María de Fátima Silva-Santisteban, Marianita Tello,
Rocío Chapilliquén, María Jimena Chumpitaz y muchas más.
Escuché el testimonio de César y
Tanger. ¡Maravilloso! …Tuve la oportunidad de leer muchos testimonios; uno de
ellos, el de Murillo, a quien yo llamo con mucho cariño “Tanger”. Sencillamente
maravilloso, coherente, de mucho sentimiento y corazón que al momento de
retirarme a mi casa, miré al cielo y le di gracias a Dios por haberme dado
alumnos y alumnas como los estudiantes de la Promoción 74, con sus virtudes y
defectos y con el ánimo de cambiar para ser mejores para sus padres,
familiares, sus profesores, amigos y para este “ viejito de sombrero que nos
habla de todo” como lo cuenta Harold en uno de sus exámenes, con mucho respeto
y cariño como el que yo les tengo a todos ellos y ellas.
Eddy Gamarra
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