Tenía dos personas a quien
poderle escribir, pero las dos valen tanto para mí que escogí a una niñita que
representa el inicio, el primer grado y a quien solía acompañar a su aula la
mayoría de las mañanas del 2013. Élber Y Francisco me decían: “Ahí viene tu
nieta” y tú estabas presente para abrazarme y nos íbamos contento a tu aula de
Primer Grado.
Para mí es el final en este lugar
donde aprendí a amar los libros, luchar por la cultura y la ortografía y donde
encontré a mis grandes amigos y buenos compañeros. Sé que no es tan fácil decir
que te vas, pensar que te quedas y ahora o nunca salir antes que las lágrimas
desborden tu resquebrajado corazón.
Sabrás Danita que tú y yo
representamos el principio y el final de la vida escolar. Tú debes continuar y
estudiar; yo me limitaré a caminar y caminar y tal vez en algún momento ver a
los estudiantes que ingresan por Precursores. Entre ellos y ellas estarás tú.
Te escogí porque mi pena podré
controlarla y no sentir las tribulaciones propias de un hombre que se siente
solo lejos de las personas que estimó y amó en el lugar que le tocó vivir como
profesional.
Estuve a punto de decirle a un
amigo mientras bebíamos un capuccino, pero en mi garganta había un nudo que no
podía desatar. Mi silencio era notorio. Estaba preocupado que esta persona que
estimo mucho se diera cuenta qué estaba pasando. La vida es así, decía Pío
Baroja. Tengo que aceptarlo. No estoy acabado y la vida continúa. Un escritor
ruso de apellido Ehrenburg, decía “Podrán fusilar mi cuerpo, pero no mi espíritu”. El camino sigue,
difícil como el juego que realizaba Verita, pero allí estaba, algunas veces
blanco y otras, sinuoso.
Gracias por usar tu nombre,
aunque nunca puedas leer esta carta porque eres un símbolo de mi recorrido por
estas aulas. Te diré Danita que agradezco a dos grandes amigos que encontré en
estos tiempos: Francisco y Vera. Siempre los recordaré. De igual manera un
agradecimiento especial para Katherine que me apoyó con el blog. Fue su idea y
como soy un alumno de las cosas que me gusta hacer, eso hice.
Un saludo muy grande para Wilson,
Sofía, Leidy, mis compañeros de equipo con quienes me he entendido a las mil
maravillas en este año. Tengo más amigos y amigas. Son muchos y les agradezco
bastante. Temo olvidar a alguno de ellos, pero siempre los tendré presentes ya
sean de Primaria o Secundaria.
Igualmente me despido de mis
alumnos y alumnas de Cuarto año de Secundaria. Intenté pedir un año más para
estar junto a ellos y ellas, pero fue imposible. Los quiero mucho y tengo para
ellos y ellas una frase que presintiendo lo que iba a ocurrir lo escribí alguna
vez en la pizarra:
“C´ERAVAMO TANTO AMATI” (Nos
habíamos amado tanto), el título de una película del Director italiano Ettore
Scola. Ella resume todo el cariño que tuve por estos muchachos y muchachas,
desde que eran unos niños que ingresaban a Primer año de Secundaria. Solo
quedará decir como en los cuentos de hadas ONCE UPON A TIME un profesor que
quería construir un mundo de realidad y ficción en las páginas de la historia
escolar.
Ya estoy sentado frente a la laptop y pidiéndole al tiempo cómo contarles a los míos que mi vida en el colegio
se terminó. Miró a través de la ventana y recorre mi vida como aquella mañana
de Abril de hace años en que iba a dictar mi primera clase de Inglés con el
inicio de una canción llamada María: “The most beautiful sound I´ever Heard…
Gracias a todos y que el 25 de
diciembre sea un Día muy grande para las personas que amo.
Eddy Gamarra