Siempre hay un momento para un
buen café. Si lo quieres disfrutar, pues visita el quiosco de Don Miguel,
frente a la cancha de fútbol donde puedes disputar con las palomas que pululan
por aquel lugar, un espacio para escuchar a Miguel Plácido.
Miguel es exalumno, jugó en una de las mejores selecciones de
fútbol que tuvo el colegio. Hoy es padre de familia, orgulloso como muchos
papás, de ver a su hijo en los últimos meses
de su Promoción y de haber ingresado a la Universidad. Además administra el
quiosco donde el café es muy agradable, además de las empanadas y los poderosos
sánguches que allí preparan.
El cafecito no siempre se toma en
silencio sino que es un momento propicio para escuchar a un exalumno que quiere
mucho a su colegio y que habla con orgullo de los claretianos de su época.
Claro, a través del fútbol. Miguel
emplea a su estilo aquella frase de “Todos los caminos conducen a Roma”.
Para él, todos los caminos conducen al fútbol, y si es de claretianos, mejor.
El deporte y el arte se juntan en
la conversación para citar algunos nombres como el popular J.B. o Jorge
Benavides que era invitado por los
profesores en el recreo para hacer imitaciones de los profesores. Tuve la
suerte de ser jurado con el profesor Alva (Alvita) del concurso musical que
realizara el profesor Haro y que ganara JB.
Además de “Chalaca” Gonzales,
descubierto por el profesor Merino, hubo buenos jugadores como Bustamante, que
desde pequeño, a la hora del recreo, salía con una pelota de trapo para jugarse
un partidito con sus compañeritos y luego llegar con todo el cuerpo lleno de
sudor a sus clases.
¡Cómo no recordar al chinito Paul Phumpiú!...nadador. Era un muchacho muy
serio, estudioso, economista y hoy con un cargo importante en el país. De igual
manera, podemos recordar a los profesores que jugaban fútbol como el Profesor
Sánchez Retis (Chicho), que era el puntero derecho, veloz y que me ponía el
balón para meter el gol en el arco contrario. Igual podemos decir del profesor
Benjamín Rebolledo (Sancy), defensa neto; el profesor Táber, fanático del
balompié; el “Loco Vargas”, pura emoción y cuando no le daban pase para el gol,
se llevaba su pelota. También tenemos que citar a Julián, el eterno goleador de
Huaral y que hasta ahora sigue jugando, pese a los inconvenientes de la edad y
el peso. Un lugar especial ocupaba el
Padre Pablo, que hasta ahora no ha podido ser superado en el manejo de la
pelota. Era veloz, dribleaba bien, fuerte y un maestro en el mundo del fútbol.
Esto y mucho más se escucha de
labios de Don Miguel Plácido a la hora del cafecito y las empanadas. Los
sábados suelen llegar algunos exalumnos “peloteros” y hoy Padres de Familia
para recordar con Miguel Plácido aquellos maravillosos días que pasaron en el
colegio y los partidos de fútbol donde los muchachos de ayer demostraban el
cariño que le tenían a su colegio.
Todos los minutos acumulados
durante varios días en el quiosco de Don Miguel, me animaron a escribir estas
palabras sobre un hombre que a través del mundo futbolístico recuerda como la
canción AQUELLOS FUERON LOS DÍAS (Those were the days).
Don
Lucas
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